«Tuve que comprar otro piso, con la humedad no podía vivir»

M. Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

BETANZOS

VÍTOR MEJUTO

Vecinos de Betanzos cuentan cómo se preparan para la marea

04 nov 2012 . Actualizado a las 15:39 h.

Armada con cubo y fregona, Divina Reyes pasa la mañana ordenando la vivienda que posee en uno de los edificios de la zona de A Ribeira, en Betanzos. Hace unos días hubo riada. El agua del Mandeo alcanzó la cocina, el dormitorio... No es algo nuevo. Entra cada vez que la marea se combina con el viento del suroeste, como explica otro vecino del inmueble, Manuel Buyo.

Por eso, cuando los habitantes de este edificio olfatean la llegada de la marea, empiezan a prepararse para la recibir al agua. Paneles de madera llenan el piso del portal y de las zonas comunes para que los pocos vecinos que quedan ya en el edificio puedan caminar sobre las aguas.

Para Divina no es complicado convivir con eso porque hace años que ya no vive ahí. Eleva el somier de la cama que suele usar en verano, protege los electrodomésticos.... Cuando pasa la marea y el río regresa al cauce, vuelve para limpiar. «Por el olor, porque esto con la humedad huele fatal», cuenta.

Precisamente fue esa humedad que se le colaba en los huesos la que le obligó a cambiar de planes cuando regresó a Galicia pronto hará dos décadas. «Estuve emigrada. Cuando regresé pensé en arreglar el piso, pero cuando comprobé que periódicamente el agua entraba y lo estropeaba todo, entonces tuve que optar por comprar otro y trasladarme», explica.

Su vecino de puerta no hizo eso. Se quedó. Manuel es marinero. Lleva viviendo en esa casa varias décadas. Durante todo ese tiempo ha ido realizando pequeñas obras en la casa para poder sobrevivir a los efectos de la marea. Basta con entrar para comprobarlo.

El suelo está elevado unos centímetros en algunas habitaciones. Hace unos años le bastaba con eso, pero ahora cuando la riada es grande no logra frenar la llegada de la inundación. Y el agua entra hasta la habitación. «Este mueble es nuevo y mira cómo está estropeado», explica. La parte trasera de la cama todavía la tiene sujeta sobre unas butacas: es para levantarla más ágilmente en caso de que llegue la marea. De esa forma únicamente tiene que poner algo que la eleve por delante. Y en la cocina los electrodomésticos también están protegidos. La nevera, por ejemplo, está sobre un altillo de cemento. Pura supervivencia.