¿Un plan renove para las señales?

Toni Silva ARTEIXO / LA VOZ

BERGONDO

Toni Silva

Muchas placas viarias se han quedado desfasadas en distancias, idioma y respecto a la nueva realidad municipal

08 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Junto al pazo do Casal, en Bergondo, una señal indica que a 37 kilómetros se encuentra «El Ferrol». Ha pasado tanto tiempo desde que se colocó esta indicación que el óxido ha colonizado la placa, a Ferrol se le ha caído el artículo que recordaba tiempos oscuros, y la distancia actual con la Ciudad Departamental se ha reducido en tres kilómetros. Y son muchas las señales toponímicas que sobreviven cuando ya no tienen razón de ser.

El óxido se repite en numerosas placas, impidiendo incluso la correcta lectura para los conductores. Otras presentan vestigios de accidentes, y ahí siguen, manteniendo el equilibrio hasta el siguiente siniestro. La señalización es la hermana pobre en la seguridad viaria. Los recursos de las Administraciones en esta materia los absorben principalmente las obras de asfaltado que suelen incorporar un apartado para señales verticales como si de un complemento se tratase. Pero casi nunca se presupuestan de forma aislada, salvo en las vías de alta capacidad.

Así, la Diputación de A Coruña, dueña de una red viaria de algo más de dos mil kilómetros, invierte anualmente una media de diez millones de euros para gastos de conservación de los que un 10 %, es decir, aproximadamente un millón, se utiliza para colocar o reponer nuevas señales topográficas o de otro tipo.

Hay más casos en los que, como el de «El Ferrol», las indicaciones se quedan desfasadas sin que nadie las actualice. Oza-Cesuras es un municipio nacido hace ya cuatro años, pero para los conductores de la AC-840 siguen siendo entes separados, según rezan la señales de la vía. «Lo cambiaremos, pero antes debemos cumplir buena parte de las promesas de la fusión», explica el alcalde, Pablo González Cacheiro.