Desesperación en el colegio Nebrija de A Coruña: «Un sintecho duerme y hace sus necesidades en los soportales del centro»

Caterina Devesa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Una profesora limpió la zona el martes y desde el centro han llamado a la Policía Local y a Servizos Sociais, que han acudido al lugar. «Es un problema que no tiene una solución fácil»

26 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«El olor es nauseabundo», apunta Rosa, secretaria del equipo directivo del CPR Nebrija de A Coruña Porque alumnos y docentes del colegio, situado en un edificio de la plaza de Ángel Ron Fraga, conviven a diario con un indigente que duerme en los soportales del inmueble, en donde hace sus necesidades. «Tenemos un problema de salubridad», dice.

La situación, aunque no es nueva, se ha hecho insoportable en las últimas semanas. «Desde hace años hemos visto cómo personas sin techo dormían en la zona. Siempre hemos llamado a la policía y hemos conseguido que se fueran varios. Desde hace unos 15 días se ha instalado un hombre que hace sus necesidades en la calle. Deja también tirado el papel de cuando defeca. Por el lado de los soportales está una de las entradas al centro y los estudiantes tienen que pasar por ahí a diario. Además, nosotros no tenemos patio por lo que en los descansos salen a la plaza», explica la docente, que añade: «Ante la desesperación, el martes me puse a limpiar yo después de que defecara delante de los estudiantes. Cogí una escoba y unas botellas de lejía. Le tiré todos los cartones a la papelera», explica la mujer. De hecho, muchos perros olisquean el área atraídos por el hedor.

Ante la problemática llaman a la Policía Local a diario. «Ellos vienen, hablan con él y después, vuelve a venir. También llamamos al 010 y a Servizos Sociais, pero es una situación que no tiene una solución fácil, ya que esa persona no quiere ir a ningún centro. Nos comentaron que el hombre tiene la enfermedad del Chron», comenta. De hecho, trabajadores sociales se acercaron a la zona esta semana, al igual que los agentes y los servicios de limpieza, que este miércoles desinfectaron el área. «Le tiraron los cartones, pero sus mantas se las dejaron en una esquina. Ahora él las deja escondidas. Yo madrugo más para llegar antes al centro, a las 7.40 horas, y evitar que cuando lleguen los alumnos se encuentren esa escena, porque el martes cuando estaban entrando al centro a las 8.30 horas el hombre se puso a hacer sus necesidades delante de ellos. Es muy desagradable», comenta.

Preocupación en la zona

Los chicos relatan que aunque el sintecho «no es mala persona ni violento», lo pasan mal. «El olor es insoportable, además, lo vimos hacer sus necesidades varios días y es incómodo tener que pasar por ahí», apunta Yomara Monteiro, alumna de FP básica.

A pesar de que nunca han tenido un enfrentamiento con el indigente, hay estudiantes que dicen tener miedo. «Yo personalmente tengo miedo a que en algún momento pueda ponerse agresivo. Luego, el olor es tan fuerte que hasta se percibe en el aula. Por suerte, yo casi no tengo clases a primera hora, que es cuando todavía está aquí, pero es muy desagradable», explica Yanira. Su compañero, Moja, define lo que ocurre como «incómodo». «No podemos estar en esa zona de la puerta, pero tenemos que pasar por ahí para entrar al centro, entonces te sientes agobiado, porque no puedes acercarte a él y te entra todo ese olor a orines», dice. «Nuestros alumnos están lo suficientemente formados como para entender estas situaciones, pero un día puede surgir un problema. Es difícil decirle a los estudiantes que tienen que entender que una persona haga sus necesidades delante de ellos por lo que se ven obligados a verlo y a olerlas», dice la profesora.

Preocupación vecinal

Los vecinos de la plaza, en la que hay varios edificios residenciales también muestran su preocupación. «Nunca hemos tenido indigentes en los soportales de las viviendas, que son de uso privado, pero sí los vemos en el del colegio, por lo que hemos avisado a la Policía Local en varias ocasiones. Nos preocupa que se instalen más indigentes y que pueda hablar problemas de convivencia», comenta una residente.