Donde los caprichos se convierten en solidaridad

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marcos Míguez

Los chollos de O Mercadillo: desde abrigos de visón a muebles modernistas

07 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Es fácil enamorarse de objetos innecesarios, máxime si son únicos, hermosísimos y están bien hechos. Pero claro, ¿cómo se justifica gastar dinero en el mes de febrero para algo que no es urgente? Con la solidaridad. Es la excusa perfecta, el refugio al que podemos acudir y, además, en el caso de O Mercadillo, es totalmente cierto. Situado en el corazón de Juan Flórez, este año O Mercadillo quiere llegar a los 25.000 euros de recaudación para la Cocina Económica, que falta le hace. Ya entregaron 18.000 estas Navidades, pero queda el empujón final: así no hay quien se resista, ¿no? Estos son algunos de sus tesoros:

Chinería. Puede encontrarse desde un magnífico reloj de pie con todas las certificaciones y su caja lacada en negro, procedente de un palacete (los expertos de la empresa Dans Relojeros van a tasarlo y ese será su precio) hasta unas exquisitas figuras de ámbar rojo de 190 euros o una delicada mesa de arrimo, con forma de media luna, totalmente restaurada, por 200.

Pintura de museo. Xaquín Chaves (Vilaxoán, 1959) es un pintor que no necesita presentación entre los entendidos. Tiene obra en las principales galerías, incluida la de Afundación o el Macuf de la antigua Unión Fenosa. En O Mercadillo se puede adquirir una de sus obras a precio de principiante, 1.800 euros. También destaca otra evocadora imagen de comedor de Pompeya, un bodegón que protagonizaría cualquier pared; 560 euros es lo que cuesta.

Plata. La hay en todas las modalidades, desde la de Meneses (una impecable panera en forma de concha jacobea por 60 euros) a una cubertería de acero con triple baño de plata («eso ya no se hace hoy en ninguna parte», recuerda Isabel Ruiz, la jefa de O Mercadillo) por 575 euros o un verdadero capricho en forma de tetera y azucarera modernistas que están rebajadas en 300 euros ambas. Por no hablar de antiguos conjuntos de servir desde 30 euros que están pidiendo a gritos un post en Instagram.

Cristalerías de concurso. Precisamente, las personas que sigan los concursos de mesas en esta red social no pueden dejar de pasar por el local de Juan Flórez, donde los tesoros se amontonan. Allí hay una cristalería de bohemia de 12 servicios con las copas bajas, como se llevan ahora, y con un detalle invencible: la de vino blanco es azul, una rareza que dará el toque final a cualquier mesa; cuesta todo el juego 240 euros. Para quienes apuesten por los modelos más tradicionales, un conjunto de cóctel con el pie de plata, sin estrenar, por 60 euros (seis copas).

Vajillas. Conjuntos completos o pequeños grupos de platos, todo es posible en O Mercadillo. De Talavera a San Claudio (antiguas) pasando por Sargadelos o firmas francesas de renombre. ¿Buscan algo diferente? Cuatro platos de Talavera sobre una de las aventuras del Quijote por 75 euros; si eso no da para una mesa irrepetible en una petite réunion, nada lo hará.

Muebles. Si la necesidad de caprichos es grande y la cuenta no está muy dolorida en este febrero, los muebles de O Mercadillo son el mejor destino. Hay variedad. Desde un elegante escritorio de raíz de nogal con los tiradores de bronce (665 euros) en el que posar el portátil hasta un ropero alfonsino de castaño y tea convertido en estantería (600) pasando por un tocador de cedro estilo art déco (450 euros) o la joya del local, un armario de tres cuerpos en raíz de limoncillo estilo Luis XV y con el sello de calidad de la Casa Herráiz madrileña, y que tiene un precio algo superior a los anteriores (1.800 euros).

Lo demás. No hay páginas en el periódico para contar todo lo que hay en la tienda, cada cosa con su historia y su precio imposible. Por ejemplo, un abrigo de visón diamante negro, sin estrenar (900 euros); una pieza de Lladró de su primera época, hecha con gres esmaltado (200 euros); unas pilastras modernistas que elevan la categoría de la pared más humilde (300 euros), o un silloncito de dos plazas, con relleno de plumas y tapizado impecable (600 euros).