El 2022 deja en la provincia de A Coruña una contratación récord para las personas con discapacidad: «Muchos aún nos preguntan si lo hacemos nosotros»

Mila Méndez Otero
m. m. otero A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Javier Mouriño, a la izquierda de la foto, es el gerente de la joyería y taller I-LAB, en A Coruña
Javier Mouriño, a la izquierda de la foto, es el gerente de la joyería y taller I-LAB, en A Coruña MARCOS MÍGUEZ

Con cerca de 3.500 empleos en doce meses, se triplican las cifras de hace diez años

30 ene 2023 . Actualizado a las 10:56 h.

Su día a día está lleno de barreras. De las físicas y de las mentales y, son muchas veces estas últimas, las que más cuesta sortear. Las dificultades del mercado laboral son todavía más complejas cuando el aspirante a un puesto tiene una discapacidad. Con todo, según los datos que ofrece el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el año que acaba de terminar fue mejor de lo esperado.

En el 2022, la contratación de personas con alguna minusvalía aumentó un 8 % en la provincia de A Coruña. Esto se traduce en 3.459 nuevos contratados, un récord según la Fundación Adecco. Desde el 2012 nunca se había alcanzado este dato. Entonces los contratos fueron 1.092 y la cifra actual los triplica. Todo esto en unos 12 meses en los que la contratación general en la provincia disminuyó un 3 % respecto al 2021. Para Francisco Mesonero, el director general de la Fundación Adecco, esta cifra «positiva» responde «a los esfuerzos en diversidad de los últimos años».

El boca a boca del Quiosco

En Down Coruña coinciden, el 2022 ha sido un año de avances en sensibilización. «Están llamando más entidades, tanto públicas como privadas, para preguntarnos por nuestros chicos. La experiencia del local de la plaza de Ourense, con la venta de los bocadillos de calamares, está siendo muy importante a la hora de visibilizar y normalizar», destaca Manuel Rego. Tienen 74 asociados en edad laboral, el 45 % de ellos trabajando, 27 chicos en empresas de la ciudad de A Coruña y otros 10 en el Quiosco de Down Experience.

«Creamos una SL (sociedad limitada) para gestionar más negocios de hostelería. Intentamos salir de la burbuja. Queremos que los trabajos que desarrollen estén normalizados, no limitarnos al ámbito público», insiste Rego, que recuerda que los forman en talleres tanto para ser técnicos de medio ambiente como auxiliares de administración. «El sector farmacéutico también se ha abierto a nosotros en la parte de organización y almacenaje del producto», indica.

Daniel Pego Fustrán,  participante del programa Integrado de Empleo de la asociación Amicos
Daniel Pego Fustrán, participante del programa Integrado de Empleo de la asociación Amicos

Otros sectores: conserveras

La asociación Amicos tiene su sede en Boiro. Desde la comarca do Barbanza apuntan otro factor. «A súa contratación está en aumento debido a unha maior sensibilidade por parte do empresariado, que ve como o cliente final esixe uns maiores estándares de responsabilidade social», destaca Keltoi Cameán, el coordinador de orientación laboral de Amicos.

En el 2022, desde Amicos contactaron con más de 800 empresas. ¿El resultado? «Conseguimos que 301 persoas atoparan emprego. Unha de cada tres que se formaron con nós», apunta Cameán. Realizaran talleres de formación en diferentes ámbitos, pero, sin duda, en su zona «son as conserveiras as que máis contratan. Tamén conseguimos contratacións no sector servizos, unha das primeiras portas en abrirse ás persoas con discapacidade», aclara.

Los resultados son alentadores, pero, desde la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami), con sede en las siete ciudades gallegas, Mari Carmen Insua, la coordinadora de Emprego, advierte: «Temos un 4 % de incremento respecto ao 2021 a nivel autonómico. É unha melloría leve, aínda non estamos nos niveis prepandemia». Su base de datos en Galicia consta de 17.800 personas. En el 2022 manejaron 1.212 ofertas de empleo y consiguieron 1.892 contratos nuevos, todavía por debajo de los 2.200 de antes del coronavirus. «Un 14 % menos», recuerda.

El Quisco Down Experience, abierto en la plaza de Ourense de A Coruña, está regentado por usuarios de la asociación y ha supuesto un importante apoyo para su normalización en la hostelería
El Quisco Down Experience, abierto en la plaza de Ourense de A Coruña, está regentado por usuarios de la asociación y ha supuesto un importante apoyo para su normalización en la hostelería MARCOS MÍGUEZ

Los retos de aumentar la población activa y la penetración en la empresa privada

Han pasado 40 años de la Ley General de Discapacidad, la primera normativa sobre inclusión laboral. Uno de los desafíos es aumentar la participación de las personas con discapacidad en el mercado laboral. En Galicia, el 71,2?% de los que tienen alguna minusvalía y están en edad laboral no tienen empleo ni lo buscan. Esto es, su tasa de actividad, del 28,8 % en el 2021, sigue estando por debajo de la media estatal, del 34,5 %. Mejorar la colaboración pública-privada, actualizar las políticas de empleo o acabar con la brecha formativa son necesidades sobre la mesa.

Otro de los desafíos es la penetración de estos trabajadores en el mercado laboral ordinario. En A Coruña, el 69 % de los contratos se suscriben en Centros Especiales de Empleo. Es decir, más de la mitad de los contratos son en el ámbito protegido.

«En el Quiosco de Down Experience valoramos desarrollar un programa de formación con el CIFP Paseo das Pontes en hostelería. Buscamos que la inclusión llegue a las empresas», pone el acento Manuel Rego, de Down Coruña. En la meta, que las cifras del 2022 se consoliden. «E que estas contratacións sexan un camiño a longo prazo», concluye Keltoi Cameán, de la boirense Amicos.

Javier Mouriño, a la izquierda de la foto, es el gerente de la joyería y taller I-LAB, en A Coruña
Javier Mouriño, a la izquierda de la foto, es el gerente de la joyería y taller I-LAB, en A Coruña MARCOS MÍGUEZ

Javier Mouriño, gerente de la joyería I-LAB: «Muchos aún nos preguntan: ‘‘¿Esto lo hacéis vosotros?''»

Javier Mouriño estaba cursando un FP cuando un accidente de tráfico lo dejó en silla de ruedas. Ángel y Plácido, sus compañeros tras el mostrador de I-LAB, en el centro de A Coruña, también tienen discapacidades sobrevenidas, uno por una meningitis y otro por un accidente laboral. Desde julio, el taller de formación que promueve la asociación Grumico ha dado un paso al frente. Han abierto su propia joyería. Ellos son los tres empleados.

-¿Por qué fue necesario abrir la joyería?

-Salíamos muy formados, I-LAB nació en el 2017 como una escuela de joyería, pero los chicos no conseguían contratos, la salida laboral era prácticamente nula. Todo el mundo lo tiene difícil para trabajar y, en nuestro caso, todavía más.

-¿Por qué fue necesario abrir la joyería?

-Antes estábamos en el taller, ocultos, nadie nos veía. Trabajábamos mucho para Internet y por encargos. La gran diferencia al abrir la tienda es que nos ve mucha gente. Estamos en Cuatro Caminos, muchos entran para felicitarnos y hay incluso quien aún nos pregunta: «Ah, ¿esto lo hacéis vosotros? Reparamos y hacemos piezas artesanales, hacemos mucho encargo personalizado. La mayoría de las joyerías venden por catálogo.

-¿I-LAB es una empresa de Grumico?

-Es un Centro Especial de Empleo, empresas en las que, al menos, el 75 % de la plantilla tiene que ser con personas con discapacidad. Nosotros somos el 100 % y tenemos la marca de Artesanía de Galicia.

buyo
PACO RODRÍGUEZ

Santiago Buyo, ayudante de cocina en Santiago: «Con 61 años y dos prótesis, este trabajo ha sido una gloria»

A Santiago Buyo le pusieron la primera prótesis de cadera cuando tenía 45 años. «Era muy joven, los médicos no querían, pero no quedó remedio». Hoy, a punto de cumplir los 62, este vecino de Ferrol ahora residente en O Milladoiro tiene reconocida una minusvalía del 37 %. Después de cuatro años en el paro, en noviembre consiguió un trabajo a través de Cogami. Es en una cafetería en el campus sur de Santiago, «al lado de la Conchi», destaca, en referencia a la Biblioteca Concepción Arenal.

-Conseguir trabajo cuando se superan los 60 suponemos que no fue fácil.

-Me acuerdo de cuando mi padre tenía 50 años. Ya entonces le decían que era viejo, que le sería imposible encontrar trabajo. A mí me lo tienen dicho alguna vez, y eso que no aparento los 61. Tengo un buen papel de regalo por fuera, por dentro es todo chino [sonríe Santiago]. Pero sí, en un mes cumplo 62, con dos prótesis en las caderas, encontrar trabajo ha sido una gloria.

-¿Se tuvo que formar para el puesto?

-Estaba anotado en el paro, agoté las ayudas, y en Cogami asistí a cursos, pero ya era cocinero. Trabajé en un hotel en Vigo y, en Ferrol, hace 30 años, fuimos de los primeros en montar una empresa de cáterin. Antes de la pandemia abrí el último local propio de comida para llevar con mi hermano, pero vino el covid y no tuvo éxito. El trabajo que tengo ahora es muy llevadero y estoy muy contento.