La emoción de lo íntimo

Hugo Álvarez Domínguez CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

Vanessa Goikoetxea, en el teatro rosalía con la sinfónica de galicia
Vanessa Goikoetxea, en el teatro rosalía con la sinfónica de galicia

Crítica musical de la actuación de la soprano Vanessa Goikoetxea con la Sinfónica de Galicia en el Teatro Rosalía

15 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vanessa Goikoetxea, soprano. Sinfónica de Galicia. Miquel Ortega, director musical. Obras de Dvorak, Chaikovski, Korngold y Puccini. Teatro Rosalía de Castro, 13 de octubre.

Volvió a A Coruña la, que en los últimos años destaca como una de las más solicitadas de España, con un programa de arias que pasó por Chaikovski, Dvorak y Korngold en la primera parte para centrarse en cuatro heroínas de Puccini en la segunda.

Goikoetxea, una lírica pura de timbre cálido, cremoso y redondo en el centro y que no fuerza en los extremos, canta con sentido innato de la musicalidad, dando la debida intención al fraseo (atenta al sentido del texto y la lógica interna de las frases) y recreándose en el uso de unos reguladores extraordinarios. Planea sus versiones desde lo pequeño, más desde la atención al detalle que desde las explosiones dramáticas fáciles. En definitiva, desde una intimidad intrínseca que en absoluto resta emoción a lo que hace: el canto es sensible, sincero y expresivo.

En la primera parte brilló en una sentida canción de Marietta, de Die tote stadt (¡qué medias voces!) o en la pasión contenida que puso a la escena de la carta de Tatiana de Eugene Onegin. En la segunda, gustó en La bohème (con frases de luminosidad desbordante) y en el carácter recogido pero de emoción palpable con que se acercó a Suor Angelica.

La Sinfónica de Galicia cubrió el expediente dirigida por un Miquel Ortega no demasiado inspirado que impuso tempos siempre muy lentos (provocando cierta tendencia de la orquesta a quedarse atrás) coartando a veces la libertad expresiva de la cantante en lugar de respirar con ella. Mejor en sus dos piezas a piano (Chaikovski y Puccini) incluidas en el programa al no llegar a tiempo las partituras de las piezas previstas de orquesta sola.

Goikoetxea cerró el programa realizando unas preciosas versiones de Coita, de García Abril y Negra Sombra, de Montes: un momento emocionante que le valió merecidas ovaciones. Triunfó, aunque mereciese mejor acompañamiento.