El feminismo no es un mercadillo

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Tal vez algunas pecábamos de ingenuas al pensar que el Día de la Mujer no podía ser rentabilizado hasta el ridículo en términos económicos

09 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Recordaba ayer la escritora Inma López Silva que «no 18 fixemos a revolución, e catro anos despois, xa nin sequera convocamos a folga». En la calma de un confinamiento que este 8M, de nuevo, me mantendrá como a tantas lejos del Obelisco, descubro que mi bandeja de entrada se ha convertido en un surtido de ofertas teñidas de morado. Me envían gratis unas bragas, una crema, me presentan una nueva colección de carcasas de Frida Kahlo y me rebajan un plan de adelgazamiento para que, literalmente, me sienta empoderada todo el año. Empoderarse, al parecer, es estar delgada, en bragas, con la piel tersa y si es posible inmortalizarlo con mi smartphone decorado por la artista mexicana. Y ahorrando, claro. El absurdo (¡el insulto!) llega hasta tal punto que un conocido portal de contenido pornográfico ha teñido su logo de morado.

Tal vez algunas pecábamos de ingenuas al pensar que el Día de la Mujer no podía ser rentabilizado hasta el ridículo en términos económicos. Pero como confundimos el tocino con la velocidad con una facilidad pasmosa, por qué no confundirlo ya del todo y convertir una jornada de reivindicación y lucha en una especie de mercadillo infantilizado plagado de felicitaciones vacías, dirán los aguilillas del márketing. La confusión, por supuesto, no tiene nada de ingenua o de gratuita. Porque de paso, diluimos la fuerza del movimiento (re) surgido hace cuatro años en un montón de consignas de manual que no molestan a nadie y que permiten que todo el mundo se sienta cómodo con el feminismo por un día. Más o menos, claro: los especímenes que vivían en el siglo XVIII en el año 18 no han avanzado ni medio mes en su particular calendario. Pero esto ya lo sabíamos.