Mujeres teníamos que ser

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Por ser mujeres, las jugadoras del club de hockey emblemático de esta ciudad se ven obligadas a viajar 2.000 kilómetros en furgoneta, y no en avión como los hombres, tienen que desdoblarse de sus trabajos y estudios para entrenar y llegar a los partidos

18 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Podía ser parte de un monólogo de esos que hace Eva Soriano. Un buen chiste que incluir en un guion de comedia, pero lo ha dicho un directivo del Liceo cuando se le ha preguntado por todo «este lío» que se ha montado porque las mujeres del club piden ser tratadas igual que los hombres. O lo que es lo mismo, no quieren ser discriminadas. Baldomir apuntaba hace unos días en este periódico que «ellas se merecen lo mejor como los chicos», pero «no hay dinero para pagarles». Y ahí es entonces cuando a cualquiera de nosotras nos sale la carcajada, esa risa profunda que sale de lo más adentro del estómago y que si pudiera medirse, dolería como una buena hostia. Perdonen la palabra, pero a veces no hay otro modo de expresarse. Resulta que por ser mujeres, las jugadoras del club de hockey emblemático de esta ciudad se ven obligadas a viajar 2.000 kilómetros en furgoneta, y no en avión como los hombres, tienen que desdoblarse de sus trabajos y estudios para entrenar y llegar a los partidos (ellos tienen dedicación exclusiva). Y por si fuera poco, el club cobra una subvención por tener esta categoría femenina que no revierte en sus jugadoras porque se cobra a final de temporada. No sé qué entenderán los directivos (hombres) por discriminación, o por desigualdad, pero les podemos recordar aquí ese monólogo de Eva Soriano que dice: «Trabajamos el doble y cobramos menos por los mismos trabajos; solo somos el 27,5 % en los consejos de administración de las empresas del Ibex; se nos penaliza por ser madres, se nos estigmatiza por no serlo, se nos critica por nuestro físico, cargamos con el cuidado de mayores y niños, sufrimos más paro, más brecha salarial y el techo de cristal. Y por buscar esa igualdad, algunos ahora nos llaman feminazis...». Mujeres teníamos que ser.