Gran homenaje a Ofelia Nieto

Antón de Santiago CRÍTICA MUSICAL

A CORUÑA

José Miguel Pérez Sierra, director de orquestra
José Miguel Pérez Sierra, director de orquestra CÉSAR QUIAN

Amigos de la Opera cumplió el homenaje debido a la gran diva de la ópera del siglo XX

26 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con una excelente función de la ópera Pagliacci, Amigos de la Opera cumplió el homenaje debido a la gran diva de la ópera del s. XX, la compostelana Ofelia Nieto (1900-1931), con motivo de haberse cumplido cien años de su debut en el Teatro Real en el papel de Nedda y los mismos cien del fausto homenaje que a los 20 años le hicieron las máximas personalidades de la cultura española.

La primera virtud de esta función es que fue representada. Rara avis, dadas las circunstancias y por ello más atractiva. La obra, primera de Ruggero Leoncavallo (1857-1919), con libreto propio, es obra maestra en la conjunción texto-dramaturgia-música. Para empezar, el Prólogo, genial didascalia puesta en música que explica cabalmente las intenciones del autor: «un trozo natural de vida, se inspira en la realidad: amor, odio, dolor, espasmo, rabia, risa cínica…». El Verismo. Es exigente musical y vocalmente, con personajes clave como Canio, el jefe de los payasos, tenor dramático; Nedda, soprano líricospinto; Tonio, libidinoso bufón, bajo-barítono, y Silvio, tercero en discordia, barítono lírico. El reparto era muy atractivo con Zeljiko Lucic, que, repuesto, se lució en el Prólogo y dio a Tonio todos los matices Vanesa Goicoetxea, gentil y efusiva, voz hermosa y bien emitida, defendió con soltura el canto de los pájaros y dio el punto dramático preciso al desenlace de la tragedia; Alejandro Roy, tenor de voz timbrada y con squillo (¿resonancias de Franco Corelli?), incorporó con gran eficacia al atormentado Canio, con especial relieve en el monólogo Recitar mentre preso dal delirio y el aria Vesti la giubba así como el determinante Non pagliaccio non son que precede al navajazo que da a Nedda y después a Silvio. Papel que hizo con solvencia César San Martín; correcto E. Alberto Martínez como Beppe-Arlecchino. La OSG, dirigida por Miguel Pérez Sierra, en su línea y con momentos brillantes que fueron muy aplaudidos (¡cuidémosla!). Bien el coro Gaos. Escénicamente estuvo a la altura: la ingeniosa escenografía y la iluminación así como todo el movimiento escénico y la dirección de actores de Ignacio García. Producción del Teatro de la Zarzuela. Grandes y reiteradas ovaciones.