La falta de suministros frena en A Coruña el sector de la construcción y el comercio local

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA

Las dificultades para encontrar suministros están afectando a negocios de todos los sectores. Javier Roca, gerente de la tienda de venta y reparación de bicicletas Eco-lógica, muestra la última bici eléctrica que tiene a la venta en su local de Monte Alto, precisamente, por desabastecimiento.
Las dificultades para encontrar suministros están afectando a negocios de todos los sectores. Javier Roca, gerente de la tienda de venta y reparación de bicicletas Eco-lógica, muestra la última bici eléctrica que tiene a la venta en su local de Monte Alto, precisamente, por desabastecimiento. EDUARDO PEREZ

Muchas obras están paradas y los negocios reciben las mercancías con retraso

21 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hace unos cuatro meses que ya no tenemos bicis a la venta, ni accesorios y nos quedan muy pocos repuestos o solo podemos conseguirlos de baja calidad. Tampoco nos quedan herramientas como los tronchacadenas... Y tenemos que apañarnos como podemos para trabajar». Javier Roca es gerente de la tienda de venta y reparación de bicicletas Eco-lógica, ubicada en la rúa Cantábrico, en A Coruña. Tanto él como el técnico del taller, Juan Francisco Rodríguez, explican que desde el inicio de la pandemia les resulta difícil conseguir suministros y mercancía y, ahora, pasado un año y medio, la situación continúa igual o, incluso, peor. «Tras el confinamiento comenzó el bum de las bicicletas. Mucha gente compró en tienda o por Internet. Lo malo es que muchos las montaron ellos mismos y ahora tienen problemas. Y no hay piezas para repararlas porque no llegan», explica Juan Francisco. También pasa lo mismo con los patines eléctricos: «En este año hemos reparado por lo menos 150 pinchazos. Sí hay repuestos, pero algunos de muy mala calidad y nosotros intentamos evitarlos, pero son los únicos que se consiguen», indican.

Esta falta de suministros afecta a prácticamente todos los sectores de la ciudad. Y, especialmente, al de la construcción. Con precios elevadísimos, hay carestía de metales, plásticos, aluminio, madera, piedra, baldosas y azulejos. Esta situación provoca el retraso o la parálisis de proyectos en marcha o a punto de empezar. El presidente de Apecco, Diego Vázquez Reino, confirma que la situación es «muy complicada» y que pone en riesgo la sostenibilidad de los contratos y el balance de las empresas. «Los precios han aumentado una media del 30 %, y eso es insoportable. Y, además, en contratos de obra pública para ejecutar en menos de un año no se hace revisión de precios. En obra privada, al menos puedes negociar con el particular». Señala, en este sentido, que el sector está intentando convencer a las autoridades a nivel estatal para que implante una norma extraordinaria que permita esa revisión. «El desabastecimiento nos lleva a no poder cumplir con las fechas acordadas, porque no hay material y tenemos a mucho personal sin poder trabajar». La falta de materia prima y la fluctuación de precios hace que «un presupuesto para unas tuberías que te dan el viernes, el lunes ya sea el doble». Añade que, ahora que la construcción comenzaba a repuntar en el ámbito de A Coruña, se topan con esta falta de suministros. «Hay que replantearse el modelo que tenemos y empezar a apostar por la fabricación de productos aquí y no estar al albur de las estrategias comerciales de otros países y productores», reclama Vázquez Reino. 

Escasez de materias primas

En Maderas Ocampo, que está situada en el polígono de Pocomaco, confirman que sufren esta falta de suministros y subida de precios de una forma que ya es alarmante. «Realmente ya no sabemos si es por una escasez del producto, por especulación... el caso es que esta situación hace que acumulemos retrasos en los pedidos y tengamos que pagar mucho más por la materia prima». Recuerdan que con el covid-19 el precio de la madera se ha incrementado en casi un 250 %. «Nosotros somos distribuidores, almacén y vendemos al por mayor. Y lo que pasa es que si haces ahora un pedido no va a llegar hasta finales de septiembre u octubre. Muchas fábricas han cerrado y sabemos que es algo generalizado. Y esto no solo afecta a la madera, sino también a otros productos relacionados porque hay escasez de cola, barnices o metal», añaden.

Lo mismo ocurre en el sector automovilístico: no hay coches en los concesionarios y no llegan los pedidos porque a las fábricas tampoco les llegan ciertos componentes. También están con problemas de abastecimiento en algunas gasolineras, muchas tiendas de alimentación con productos de importación o incluso zapaterías. «No, no llega la mercancía», explican responsables de la nave de venta de calzado y bolsos Daxin, en el polígono de Pocomaco.

«Desde que se acabó la cuarentena, muchos productos llegan con retraso. Algunos vienen a tiempo y otros no sabemos cuándo los vamos a recibir. Pero es algo generalizado, porque yo intenté comprar un producto cosmético en otro comercio y les está pasando lo mismo», indica una empleada de la tienda American & European Market, especializada en la importación de productos americanos de alimentación.

EDUARDO

«Antes traíamos contenedores de Shanghái por 2.000 euros, y ahora, por 14.000»

Responsables de muchas empresas señalan que no reciben sus productos porque las consignatarias del puerto lo tienen difícil para lograr trasladar los pedidos y mercancías. En este sentido, el responsable de Antón Martín Shipping S.L. confirma que con el covid-19 se paró el tráfico de mercancías y ha sido muy difícil reanudar de nuevo la actividad con total normalidad. Confirma que los contenedores «son escasos» y, aunque hay buques, no hay suficiente espacio para trasladar todos los pedidos que están en espera. «Ahora se está reanudando el tránsito, pero las navieras han aumentado muchísimo el precio. Está claro que si hay mucha demanda, lo siguiente a la saturación de estocaje de mercancías es una subida de los precios», asegura. «Todo comenzó en China. Si antes traer un contenedor de allí podía costar unos 400 euros, ahora cuesta más del triple, unos 1.300 euros», asegura Antón Martín. Dice también que es tarea casi imposible cerrar envíos de más de cincuenta o cien contenedores: «Solo hay disponibles cantidades pequeñas y, aun así, es complicado reservarlos», añade.

Desde la consignataria Pérez Torres Marítima S.L. indican que no es un tema que afecte solo a Galicia. «Hay un desfase brutal entre oferta y demanda muy grande. Tras lo más duro del covid-19 se ha ido recuperando la demanda, pero es más alta que la oferta de contenedores y barcos portacontenedores. Y es muy difícil, además, conseguir espacio en los buques». Indica que el precio medio de transporte de un contenedor de 40 pies desde Shanghái a Marín era de 1.800 o 2.000 euros, ahora mismo es de 14.000 euros.

Explica también que las navieras se han unido en cinco grandes grupos que controlan el tránsito mundial y son ellas las que coordinan sus flotas de barcos. Inicialmente lo hicieron para, en los malos tiempos, tener cubierto el mayor número de contenedores o slots posibles. Y, ahora, se encuentran con una demanda que no pueden satisfacer. «Ellos deciden qué contenedores llevan. Por ejemplo, les puede compensar los que pesan menos porque, de esta forma, el barco consume menos carburante», explican.

Desde la consignataria añaden que, según los expertos, esta situación continuará igual hasta, al menos, la segunda mitad del 2022. «Es un auténtico dolor de cabeza conseguir contenedores para un cliente habitual. Y mucha gente no puede permitirse los precios que están marcando. De hecho, el mercado está especialmente caro y, además, sin disponibilidad de contenedores». En todo caso, indican que se están fabricando más contenedores y que la carencia actual se debe, en buena medida, por el aumento de la demanda en Estados Unidos de productos procedentes de China. «Allí los contenedores van hasta la casa o empresa del cliente por tren, vía fluvial o terrestre. Una vez en destino, lo vacían y retorna a puerto. Por eso el tiempo de tránsito de un contenedor en Estados Unidos es mayor que en otros países y ello contribuye a la demora de reposicionamiento de equipo o contenedores vacíos», aseguran.