Musicoterapia en A Coruña: los perros son más de Mozart que de Beethoven

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marcos Míguez

El veterinario coruñés Jorge Graziano trata a los perros con piezas interpretadas por él y su compañero Alejandro Allo y grabadas en el estudio de su propia clínica

17 mar 2021 . Actualizado a las 17:44 h.

Con un apellido como Graziano Bach, Jorge estaba predestinado. Este veterinario de A Coruña es amante a partes iguales de los animales y de la música, como la que componía el maestro alemán con el que comparte patronímico. Su curiosidad lo ha llevado a confluir ambas vocaciones y en su clínica de la ronda de Outeiro, Pet Vet, las mascotas, además de una habitación para los posoperatorios, cuentan con un estudio de grabación. Sí, una sala de música. «Probablemente, la única en España dentro de un hospital veterinario», sonríe Jorge. Tanto él como su compañero, el veterinario Alejandro Allo, aplican la musicoterapia canina.

«Se trata de una música tratada para evocar las ondas alfa cerebrales para provocar un estado de relajación, al igual que en los humanos. Es una música suave, generalmente, jazz. Los desestresa. En el caso de animales que tienen que estar en el hospital, en general, se logra que se queden tranquilos, que no ladren tanto y se despierten mejor de las anestesias. Se recuperan mejor inclusive de las cirugías», detalla el veterinario. La música que él y Alejandro graban en el estudio, para después reproducírsela a los perros, son composiciones sin estridencias, procesada mediante un cambio de fase cíclico de diez hercios. «Soy músico y quise investigar el mismo efecto que tiene la música con nosotros en los perros, en el sentido terapéutico», se explica Jorge, que toca desde el saxo a la batería.

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MARCOS MÍGUEZ

Ensayo con canes policía

Además de comprobar los efectos de la música en la práctica de su día a día, Graziano realizó un ensayo con los canes de la Policía Nacional de A Coruña. «Como trabajo con los perros de la Policía, tuve la oportunidad de ir a los caniles y hacer el experimento. Verifiqué que funciona y así lo documenté. Se registraban muchos menos ladridos por hora en aquellos perros operados que escuchaban música. Los episodios de ladridos descendían. Hice varias pruebas con distintos estilos. Lo ideal es la música con melodía, pero sin mucha armonía. Al menos, sin armonías complejas ni muchas disonancias, que pueden ser contraproducentes. Hay música que los excita, como el heavy metal», precisa. En el portal web de su clínica han colgado algunas melodías.

No vale todo. «Hay perros más receptivos y otros más refractarios, como las personas. En todo caso, aquí no hablamos de gustos, sino de estímulos. La música clásica va muy bien, pero también tenemos muiñeiras, y, por ejemplo, funciona mejor Mozart, porque es más homogéneo, con una frecuencia de 120 hercios. La velocidad de su música coincide más o menos con los latidos cardíacos de los perros. Bach también puede servir. Menos un Beethoven. A lo mejor, sí su sonata Claro de luna, pero no la 9. ª o 5. ª sinfonías, que son una explosión de sonido», apunta.

Su pionero método también lo pone en práctica con los gatos. «Hay ganaderías donde se ha estudiado si la música clásica aumenta la producción de leche, pero este no es mi campo», admite. Y qué opinan sus usuarios. «Ellos siempre me expresan lo mismo: ‘‘¡Guau!''».