El paseo de los Reyes Magos en autobuses descapotados ha motivado todo tipo de comentarios despectivos
08 ene 2021 . Actualizado a las 13:39 h.Los coruñególogos amantes del CTV, los duelos Bonilla/Timón y la anécdota de que en Riazor se enamoraron Víctor y Ana no suelen mencionar dos polémicas típicamente herculinas. Una se da en agosto con el festival Noroeste. Las reacciones furibundas que genera el evento son tan fuertes que los sucesivos concejales del ramo acaban por confesar, incrédulos, que no era nada lo que les habían contado.
El otro elemento de la discordia aparece con la cabalgata de Reyes. No importa el índice de paro disparado, las persianas de comercios cerrados, los cráteres que hay en algunas calzadas o las alarmantes cifras de ingresos hospitalarios en el Chuac, debido al coronavirus. Por un día y unas horas, lo más importante de todo es la cabalgata de Reyes. Y, sobre todo, rajar de ella.
Lo hemos podido ver una vez más este año de excepción, donde ese paseo de los Reyes Magos en autobuses descapotados ha motivado todo tipo de comentarios despectivos. Unos la llamaban «cabalgata Fórmula 1»: iba tan rápido que a los niños no les daba tiempo a identificar a los Reyes. Otro lamentaban que saludasen solo a los de las aceras y no a los de las ventanas. También los hubo que ¡reclamaban lanzamiento de caramelos en plena pandemia! Cómo no, apareció el que veía oscuras maniobras rojeras de un gobierno con intenciones de derribar símbolos religiosos.
En Facebook leía a un vecino diciendo que para hacer algo así lo mejor es que no hicieran nada. No sé si en María Pita, visto lo visto, alguien se preguntará lo mismo. O, si por contra, ese alguien ya habrá asimilado que hay que contar con ese desahogo 100 % coruñés, que va más allá de este período covid-19. Porque el año que viene -sin mascarillas, esperamos todos- volverá a ocurrir exactamente lo mismo. ¡A rajar!