Razonablemente

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

MONICA IRAGO

Hay ocasiones, como este año que ahora estrenamos, en que lo razonable ya es un milagro y que tampoco merece la pena forzar con expectativas demasiado elevadas

05 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando era joven y andaba por Dublín con mi beca Erasmus bajo el brazo, un amigo irlandés organizó un jolgorio en su casa aprovechando que sus padres, profesores en la misma universidad en la que estudiábamos en los ratos libres, estaban fuera ese fin de semana. La fiesta fue, por supuesto, algo colosal. Tanto que los que asistimos a ella coincidimos en que la recordamos más bien por el día después, cuando amanecimos desperdigados por la casa como si nos hubiese peinado un hongo nuclear.

En esas circunstancias, lo único a lo que uno puede aspirar es a comprobar si la cabeza aún sigue sobre los hombros, hacer inventario de los dedos para ver si aún suman diez y pasarse la lengua por las muelas para certificar que no hay bajas. El resto no importa.

En esas estábamos todos, tambaleándonos por la cocina en busca de algo para desayunar, en una escena entre los muertos vivientes de George A. Romero, los templarios zombis de Amando de Ossorio y los Walking Dead de Robert Kirkman -la resaca también es una pequeña muerte-, cuando bajó por las escaleras uno de los dublineses que se había tomado más en serio aquella épica juerga (y desde luego en Irlanda las farras no son cosa de broma).

Andrew, el anfitrión, sacó fuerzas para preguntar a su amigo qué tal se encontraba. El chaval, sin saber aún quién era ni mucho menos dónde estaba, replicó muy digno:

-Razonablemente.

Tratamos de reírnos flojito para que no nos saliesen volando las meninges por las orejas y entendimos -aunque entonces no podíamos comprenderlo del todo- que hay ocasiones, como este año que ahora estrenamos, en que lo razonable ya es un milagro y que tampoco merece la pena forzar con expectativas demasiado elevadas. Con respirar basta.