¿Los maridos son allegados?

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

ANGEL MANSO

24 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Si algo nos ha dejado también este 2020 es un vocabulario para llenar un diccionario de la RAE. ¡Mi madriña! Confinarse era un verbo inexistente en nuestra jerga coloquial, nadie tenía pajolera idea de lo que era un coronavirus y los aerosoles nos sonaban a espray y poco más. Y aquí estamos, coruñeses, hechos unos especialistas en vocabulario covid con máster en protección y alarma. Por eso no deja de fascinarme la gente que con este panorama apocalíptico, lleno de cepas y mutaciones, sigue sacándole punta a todo y poniéndole mucho humor a la vida. Como esos chistes y memes que han caído ante nuestros ojos en la Red para prevenirnos del virus del desánimo. Entre esos, me quedo con esta reflexión en alto que, a modo de pregunta filosófica, alguna planteaba como un debate abierto: ¿los maridos son convivientes o allegados?

Y a ver, razón no le falta. Porque yo conozco matrimonios, que como las grandes empresas que son, se han dividido por turnos (ahora se llama conciliación) una vida en la que cruzarse es el roce mínimo que permite el éxito de esa corporación. Convivientes, convivientes no son. Convivir es lo que hacen muchos con sus compañeros de trabajo, en que las ocho horas se alargan a diez y a doce, y en cambio nadie se plantea llevarlos a cenar en Nochebuena. Pero no se puede negar que has compartido con ellos más tiempo que con el padre de tus hijos, que entra cuando tú sales, y sale cuando tú entras. Es igual que llamarles convivientes a tus tres adolescentes, que nada más llegar del cole se meten en su cuarto y, a poco que te despistas, ya han salido por la puerta. Esa convivencia, lo puedo asegurar, da mucha protección. Es la seguridad de saber que la vida sigue sin más. Y ese regalo es el que deberíamos saber disfrutar esta nueva y rara Navidad. ¡Salud!