La Policía desalojó y precintó el acceso a los arenales por la tarde ante la excesiva presencia de usuarios
18 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Saben que lo están haciendo mal. Y, aunque algunos se aferran a una normativa «poco clara», ,la mayoría lo admite. «A ver, si está precintada la playa, pues nos damos la vuelta y ya está. Lo que no se entiende es que con las cintas puestas por la policía siga habiendo gente abajo», se quejaba José Manuel Bouzas, vecino de Oleiros, en la cuesta que conduce hasta Canide.
Tres pequeñas calas de Oleiros -la propia Canide, As Margaridas y Canabal- fueron desalojadas a primera hora de la tarde de ayer por la Policía Local. Los arenales tenían en ese momento «un número excesivo de visitantes» para su ya de por sí limitada capacidad, según precisaron fuentes policiales. Después del desalojo, los agentes colocaron cinta en los accesos para impedir que siguiesen entrando más personas.
Y el cierre funcionó... a medias. En As Margaridas, por ejemplo, no evitó que varios chavales jugasen con un balón, que algún paseante se echase al agua y que alguien tomase aire para empezar a hinchar una balsa que al final se quedó en tierra.
En Canide, Bouzas se desmarcaba de estos comportamientos: «Yo venía aquí para pasear por la arena y descansar, nada más. Pero al ver el precinto me tuve que dar la vuelta. Creo que es lo lógico».
Según la policía de Oleiros, «la mayoría» de los que se hallaban en las calas en el momento del desalojo «no eran vecinos del concello», sino que venían «de A Coruña y otros municipios». Mientras tanto, las playas más grandes y conocidas de Oleiros, como Mera, Bastiagueiro o Santa Cristina, no presentaban problemas.
«Yo no entiendo que nos echen de aquí si no molestamos», protestaba un joven que no quiso dar su nombre y que venía rebozado en arena. «¿No estamos en la fase 2?». Pues no. La desinformación general fue otro de los apuntes que hizo la Policía Local: «Hay mucha gente que aún no tiene claro que no se puede llenar una playa, y que además es un peligro».