Los okupas de un edificio del Agra del Orzán atemorizan a los vecinos

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marcos Míguez

Recogen firmas contra conductas incívicas en el inmueble de la calle José Baldomir

24 oct 2019 . Actualizado a las 21:36 h.

Los cinco pisos del número 16 de la calle José Baldomir, en el Agra del Orzán, llevan okupados más de tres años. En la actualidad viven unas veinte personas, entre ellas, seis menores. «Uno de ellos es un bebé», aseguraron los vecinos. Los ilegales no son siempre los mismos. Dicen que el edificio hace las funciones de hotel: «Cada día salen unos y entran otros inquilinos», indicó María Dolores Paz, vecina de esta zona.

Los residentes de esta calle y otras aledañas ya están cansados. «No podemos más», subrayaron. Cada día tienen que convivir con peleas entre los okupas, con amenazas a otros vecinos y con comportamientos nada civilizados, denuncian.

Un día sí y otro también. Ayer fue uno de ellos. «Tenemos que llamar a la policía», lamentó Beatriz Sánchez, otra vecina. Son varias las ocasiones en las que los agentes del 091 o del 092 «tienen que llamar a la ambulancia, porque las peleas en el edificio terminan casi siempre con heridos», lamentó Dolores Paz.

Esta grave situación, «por problemas de convivencia e insalubridad», ya la conoce el Ayuntamiento, subrayaron varios vecinos. La asociación del Agra del Orzán puso los hechos en conocimiento del anterior gobierno municipal, «aunque nada hicieron. Vinieron hasta aquí, pero los representantes de María Pita se comportaron como amigos de los okupas y nada solucionaron», explicó indignado Esteban Muñoz, un residente en el Agra.

El problema continúa agudizándose. El pasado sábado, un vecino de la calle José Baldomir quiso aparcar. Uno de los okupas se puso en la plaza que había quedado libre y se lo impidió: «Lo hizo bajo amenazas y alegando que iba a llegar su padre y que ese sitio estaba reservado», contó una mujer que no quiere que se la identifique por temor a represalias.

Cuando los gritos que proceden de cualquiera de los cinco pisos okupados llegan a la calle o a las viviendas de otros vecinos «evitamos mirar hacia sus casas. Si lo hacemos, somos increpados, se dirigen a nosotros con palabras malsonantes y nos amenazan».

Basura y aguas fecales

Los vecinos de la calle José Baldomir también se quejan de que los residentes en los cinco pisos del número 16 no actúen «con un mínimo comportamiento ciudadano».

Andrea tiene un negocio en las inmediaciones: «Hay días en los que hasta vierten en la acera residuos procedentes de los váteres. Es insoportable», protestó la mujer. Lois Pardiñas, otro residente, indicó que los okupas a veces no hacen uso de los contenedores de residuos, «tiran todo en la calle y los olores que desprende la porquería son nauseabundos».

Otra de las afectadas por la okupación del edificio, Luisa Santos, critica que arrojan residuos desde las ventanas: «Lo hacen a cualquier hora del día, todo tipo de basura».

Preocupación por la falta de escolarización de los menores que viven en el inmueble

Los vecinos de la calle José Baldomir lamentan la situación que están sufriendo por la presencia de los okupas que habitan los cinco pisos del número 16.

«Vivimos con miedo», contó una residente, Isabel Díaz. El año pasado intentaron agredir a un hombre que les llamó la atención por el ruido que hacían. Si están bajo la influencia del alcohol o de otras sustancias, bajan a la calle a cualquier hora «y amenazan a todos los que encuentran por la calle». Además, «se enfrentan descaradamente a nosotros».

Si les hacemos frente, dicen «que ya nos caerá el pelo», contó Andrea. Aseguró que se conocen todas las leyes: «Lo que quieren es pelea para denunciarnos y sacarnos dinero a través de indemnizaciones».

Enganches ilegales

La Voz de Galicia subió ayer a los cinco pisos del inmueble. Todos ellos están conectados a la red eléctrica de forma ilegal. «Lo más grave es que los empalmes son defectuosos y cualquier día puede producirse un cortocircuito, y un incendio que podría arrasar con todo», alertó Anselmo, vecino y técnico electricista.

Lo que no tienen en los pisos es agua de la traída. Nadie sabe a dónde la van a buscar, pero lo hacen con garrafas de plástico. Se preguntan «en qué condiciones viven», sobre todo los menores de edad. Dicen que ninguno de ellos está escolarizado.

La asociación vecinal convocó para ayer una reunión para tratar «este grave problema que afecta a la convivencia, recabar firmas y pedir una solución inmediata al Ayuntamiento», dijeron algunos de los afectados.