Llámale Coruña a tu hija

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

04 jul 2019 . Actualizado a las 10:30 h.

Hay que echarle valor para llamarle Google a un hijo, pero Andi Cahya, de 31 años, ya ha sentado precedente. Como buen amante de la tecnología tenía claro que quería elegir un nombre relacionado con ese mundo y, aunque barajó ponerle Windows, iPhone, Microsoft o iOS, finalmente el niño, que ha nacido en Bekasi (Indonesia) -que está muy lejos-, se llama Google. Un nombre que sus padres han defendido porque tiene un significado importante y ellos desean que le aporte la misma ayuda que el motor de búsqueda, que pueda ser útil en la sociedad y sea capaz de auxiliar a todo quisqui. Vamos, como si en su momento a una niña le hubieran llamado Penicilina, de la que no hay duda de que tiene su relevancia. No conozco a ninguna Penicilina Souto ni creo que llegue a conocer a ningún Google Pita Naya, pero ahí está la tendencia de hacernos cada vez más únicos con la guasa del padre que nos hizo y la madre que nos parió. Si medio mundo se imita en los nombres de moda -Hugo, Mateo, Martín, Sofía, Noa y Daniela son los más puestos-, hay otro que quiere la exclusividad, como este señor de Indonesia que se ha hecho noticia. Un Google que nos ha hecho clic a todos.

En Galicia ya hay quienes han querido ensalzar el amor a la tierra y existen varias mujeres que se llaman Galicia y alguna Galiza, que además se animaron a dar su testimonio en este periódico con el orgullo de llevar un nombre como ese. Y aunque también encontramos a una Sálvora, a un Aldán, a una Lanzada muy tímida, y a un Vigo ¡de Vigo!, se nos resistió una Coruña de toda la vida. Eso sí, estuvo a puntito de nacer con ese nombre. Me lo confiesa un compañero, que en el año 2008 quiso ponerle a su niña Coruña (sin artículo, para que quede claro) por amor a su ciudad, que además ese año celebraba el 800.º aniversario de su fundación. Porque como bien saben todos, Coruña fue primero Brigantium, luego Faro, y tras la construcción de la Torre, se denominó Crunia, que era el nombre de este istmo cuando Alfonso IX decidió otorgarle el título de ciudad.

Mi compañero quiso ponerle Coruña a su hija con todo el peso de la historia, pero su mujer le dijo que nanay. Entonces él le insistió y le propuso que la llamasen Julia Coruña, pero su mujer volvió a decirle que nanay de la China y le hizo jurar, antes de que él se encaminase al registro civil mientras ella estaba convaleciente, que no le pondría bajo ningún concepto ese nombre. ¿Y qué hizo mi compañero esa mañana? Cumplir con esa promesa, no si antes hacer a su hija Julia socia del Dépor, otra prioridad. Coruña perdió esa oportunidad y todavía no es nombre de mujer, aunque Vigo ya tiene descendencia. A ver si poniendo esto en Google alguien se anima y da a luz a una Coruña de Coruña (y, por favor, que me llame).

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