Javier Collado Goyanes: «Mi primer amor y mi primera borrachera son coruñesas»

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Hijo de María José Goyanes, tiene 43 años y regresó con la Compañía Nacional de Teatro Clásico a la ciudad de su juventud

14 abr 2019 . Actualizado a las 08:29 h.

Vivió en A Coruña desde los 11 a los 22 años. «Creo que me gusta la tortilla jugosa, tipo Betanzos, por haber vivido aquí», comenta sonriente. Ahora tiene 43 y regresó a la ciudad donde pasó su adolescencia y juventud para actuar en el Teatro Rosalía. Forma parte del elenco El Castigo sin venganza de Lope de Vega, que puso en escena la Compañía Nacional de Teatro Clásico. «Nadie me ha regalado nada, por ser hijo de se me exige más que nadie. Te abren las puertas cuando llamas, pero nada más», reflexiona Javier Collado Goyanes, el único hijo de la actriz María José Goyanes. «Mi madre es una jabata. Me sorprende todos los días. Tenemos un proyecto para el año que viene en el que estaremos los dos en el escenario. Una vez hice algo con ella, pero esto va a ser especial. La obra es de Jaime Pujol y se llama Música en la cabeza y es el texto perfecto para mi madre y para mí», analiza mientras saborea un café reconstituyente. Se acaba de levantar y se ve que la noche ha sido larga. «Fui al Taller y me encontré con viejos amigos. Piensa que mi primer amor, mis primeras salidas, mi primera borrachera son coruñesas», confiesa. Lo curioso es que estuvo más de dos décadas sin volver. «La primera vez fue el año pasado para llevar a cabo un proyecto que no fructificó. Y ahora otra vez. Vi la ciudad muy cambiada, un restaurante cada cinco metros… Todo lo que antes estaba lejos me pareció cercano», analiza.

El papel de Héctor Perea

Su padre, el productor y director teatral Manuel Collado, falleció hace 26 años. Se había separado de María José cuando Javier tenía 9. «Murió un 24 de agosto, el mismo día que nací yo. Por eso siempre lo celebro el 25», confiesa. Su madre se vino a vivir a A Coruña a raíz de su relación con el neurocirujano Luis García Fariña. «En aquel tiempo me llamaba la atención que por la calle lo conociese más gente a él que a ella. Entré en el colegio Santa María del Mar y me dijeron que durante dos años podía optar por la exención del gallego. Pensé que dos cursos después me iba a ver obligado a estudiarlo y decidí hacerlo ya. Falo moi ben. En séptimo y octavo de EGB ya era de los mejores», asegura. Me habla de colegas coruñeses como Pedro Corredoira, que «acaba de presentar una película y me hace mucha ilusión», o de Judith Iglesias, «que fue ganadora de Gran Hermano. No soy yo solo el que sale por la tele», apunta Javier, que iba para periodista. «Estudié en San Pablo CEU. Me iba a ir con Alfonso Rojo a Oriente Próximo y a mi madre no le hizo gracia. Fue entonces cuando empecé como actor», recuerda. Su papel más popular fue el de Héctor Perea en Amar en tiempos revueltos. «Fueron seis años. Mil quinientos capítulos. Estudiaba 25 páginas diarias de guion. Me dio un callo… Era un canalla que caía simpático. Héctor me afianzó, aunque no es mi target. Las abuelas de mis amigos me cogían el moflete y me decían que me veían todas la tardes», comenta sonriente. Antes habían interpretado el papel de Jesús en la exitosa serie Sin tetas no hay paraíso. «Fue un hit, pero me mataron», recuerda.

La academia Prisma

Pasamos por Federico Tapia y exclama «¡aquí estaba la academia Prisma! El profesor de matemáticas se llamaba Luis». Durante la charla salen a relucir locales de su juventud como Il Giardino, la pizzería Donato, Casa Suso, A Penela, el Edreira de Betanzos y su tortilla y, también, «el Punto 3 y el Playa. El Orzán no lo trabajé mucho», comenta sonriente.

Fan de los cómics y de la saga Star Wars en particular, sueña con poder grabar una serie entera para una plataforma tipo Netflix. «El teatro te da prestigio, pero la tele te hace popular. Ahora mismo se está haciendo mucha ficción. Es una época dorada para los actores», sentencia Javier, que en la plaza de Vigo se abraza con otro amigo de sus años coruñeses. Una etapa inolvidable.