Los socialistas tratan de poner paz tras la elaboración de unas listas locales que no contentan a ninguna de las partes
20 mar 2019 . Actualizado a las 19:46 h.La única decisión que tomó la militancia socialista en A Coruña fue la elección de su candidata a través de unas primarias. A partir de ese momento, por mucho que se convocaran otras para elegir el orden de las listas, el partido estuvo, de hecho, intervenido por diversos órganos, que fueron los que acabaron imponiendo quién será aspirante a concejal y quién no en la ciudad, sin tener en cuenta el resultado de la votación. La candidata no pudo hacer la lista que quería, pero tampoco la ejecutiva local. La provincial y la autonómica movieron sus hilos y Ferraz refrendó el nuevo orden impuesto decretando, desde el lunes, la paz.
Pero esa paz no es real. «¿Para qué votamos?» se preguntaba este martes una de las personas a las que sus compañeros pusieron en la lista por arriba y el partido envió después abajo. Para fuera ya no quiere más polémicas, pero el resquemor está ahí.
A lo largo de su historia, el PSOE coruñés funcionó de un modo bien distinto. Jamás sus candidatos tuvieron problema alguno para establecer sus listas y, como mucho, aceptaron algún pequeño cambio propuesto por la ejecutiva. Es más, hasta la llegada de Touriño el PSOE local tenía más poder que las ejecutivas provinciales y decidía en solitario quién iba en cada puesto, quién presidía la Diputación, quién se iba al Congreso y el Senado... Todo eso ya es historia.
Vázquez llevó como número dos en 1983 y en 1987 a Federico de la Fuente porque así lo quiso el regidor. Tras el fallecimiento de De la Fuente, como segundo estuvo siempre a su lado Javier Losada. Nadie se lo discutió, como tampoco a este que pusiera a Carmen Marón. Mar Barcón eligió a José Manuel García sin más conflictos, y eso que en su época el PSOE local estaba ya visiblemente desinflado.
La única rebelión importante fue local, no de otros órganos del partido. En 1987 Vázquez metió en su lista a Ángeles de Iglesia, que había militado en el PP en el mandato anterior. Hubo revuelta, pero la agrupación acabó acatando incluso eso. En una noche larga y tensa Vázquez logró finalmente, por poco margen, el apoyo de los díscolos. A cambio, UGT, que en prinicipio se oponía pero transigió, colocó de edil a Eduardo del Val. Las juventudes, en su mayoría, no aceptaron al fichaje del PP, pero el alcalde reunió los votos suficientes. A las juventudes socialistas les aceptó el regidor, a cambio, llevar a Luis Mariñas, que tampoco quería a Ángeles de la Iglesia, en la lista. Fue concejal entre 1987 y 1991, pero no volvió a aparecer en otra lista después de ese año. Plantes importantes también los hubo cuando Losada decidió poner a Esteban Lareo por delante de Carlos González Garcés en una lista. Garcés se bajó del tren en marcha. Fue significativo, pero nadie le discutió el poder de elegir al número uno.
En el PSOE de hoy la candidata, Inés Rey, consiguió colocar de tercera, a Yoya Neira. Pero en los puestos de salida hubo de dejar sitio para que Gonzalo Caballero, Valentín Formoso y Eva Martínez Acón acomodaran a los suyos. Y poner a uno supone dejar fuera a otros. Así, hoy por hoy, ninguno de los jugadores está satisfecho con el resultado de la partida. Todos se consideran insuficientemente representados. Habrá que esperar a los resultados de mayo para ver si las aguas se calman o si en la agrupación empiezan a exigir, otra vez, cabezas.
El PP exige en comisión explicaciones sobre pérdida de empleo
El PP convocó para el próximo viernes la Comisión de Empleo con el fin, indican los populares, de que Ferreiro explique sus gestiones ante la pérdida de puestos de trabajo en empresas de la ciudad.
«El alcalde se limita a enviar cartas y a colgar pancartas a pesar de ser la ciudad gallega con peores datos de paro desde las municipales», dicen los populares, que quieren saber qué gestiones hizo el gobierno local en cumplimiento de las mociones aprobadas en el pleno. Citan, entre otros, los problemas de los trabajadores del centro de atención telefónica de Santa Lucía y los de Alcoa e Isowat.