«Algo olía mal», dice el marido de la acusada de querer matarlo

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

La mujer, que se enfrenta a 14 años, denuncia que la maltrataba

07 feb 2019 . Actualizado a las 09:52 h.

El vecino de Santa Comba al que presuntamente su mujer quería ver muerto compareció en la Audiencia Provincial para contar que algo le olía mal en aquellas fechas. Cuando «andaba adormecido todo el día» debido a los tranquilizantes que su esposa le echaba en el desayuno, recordó. Por si fuera poco, las cuentas familiares menguaban sin justificación alguna. «Algo iba mal», dijo un hombre que arrastra una minusvalía.

Lo que no dijo fue que había sido ya condenado en dos ocasiones por malos tratos. Fue su esposa la que se encargó de recordarlo durante su comparecencia, palabras que repitió su letrado, quien pidió al tribunal que no se olvidara de que está juzgando a una mujer maltratada durante 30 años de su vida y, según los psiquiatras, con sus facultades limitadas debido a una vida de humillaciones y golpes.

El juicio quedó visto para sentencia. Por un lado, la Fiscalía, que pide para la mujer una pena de 14 años de prisión como supuesta autora de un delito de asesinato en grado de tentativa. En su informe final, sin hablar de malos tratos, insistió en que «hay pruebas sobradas» de que en el 2014 la acusada buscó a sicarios que acabaran con la vida de su marido. Los encontró y fijaron el 7 de julio del 2014 como la fecha del crimen. Para llevarlo a cabo, ella le echó somníferos en el café antes de viajar ambos a Bergondo, donde tenían una cita de trabajo. El hombre se quedó dormido. Según el fiscal, la mujer lo dejó en manos de los sicarios y regresó a casa. Pero aquellos no le tocaron un pelo. Cambiaron de planes y decidieron timar a la mujer que los había contratado. Así que empezaron a extorsionarla. La amenazaban con ir al cuartel a contar sus intenciones si no les entregaba dinero. Poco a poco, le sacaron 78.000 euros. Como aquello no parecía que fuese a acabar nunca, la mujer decidió denunciarlos. Para ello, tuvo que reconocer que los había contratado, pero no para matar a su esposo, sino solo para darle un susto.

Así fue como terminaron ella y los tres sicarios en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial. Los hombres negaron las imputaciones. Dijeron que no recibieron dinero alguno porque no lo quisieron, pues se negaron desde un principio a cumplir los deseos de la acusada.

Lo más sorprendente del caso fue la manera en la que la mujer contactó con los otros acusados. Explicó que, harta de los malos tratos y decidida a darle un escarmiento al esposo, preguntó a una amiga dónde podría encontrar a alguien dispuesto a darle un susto. Le dijo que en Carballo seguro que habría alguien. «Me fui hasta allí, paré a un joven que iba en bicicleta -uno de los procesados-, le pregunté y me dijo que él mismo lo haría».