«Desde el 2014 vivimos con este miedo, pero esto ha sido una canallada»

Mila Méndez Otero
Mila Méndez REDACCIÓN / A CORUÑA

A CORUÑA

Lucía Vidal / Jorge García

Los 369 trabajadores que la multinacional Alcoa tiene en A Coruña no se esperaban la noticia que a las once de la mañana iban a trasladarles desde el comité de empresa

17 oct 2018 . Actualizado a las 17:28 h.

Estaban acostumbrados a las alertas, a vivir bajo amenaza, a asambleas donde se acordaban movilizaciones de última hora. Pero no a esto. A la notificación de un cierre irrevocable. Los 369 trabajadores que la multinacional Alcoa tiene en A Coruña no se esperaban la noticia que a las 11.00 de la mañana iban a trasladarles desde el comité de empresa.

«Desde el 2014 vivimos con este miedo, pero esto ha sido una canallada, tanto en el ámbito político como en el empresarial», confiesa Óscar Varela. Lleva casi 20 años en la empresa. «Tengo dos hijos que mantener, no me voy a mover de aquí», anuncia. Con él, una treintena de empleados forman desde el mediodía una barrera humana que impide la salida de mercancías de la planta. Los camiones tienen la entrada bloqueada.

«Estamos mobilizados dende o minuto un. Imos facer unha acampada continúa para protexer a nosa fábrica. Tamén imos continuar producindo. De aquí non vai saír ningún material. Consideramos que a partir de agora é noso», avanza Juan Carlos López Corbacho, el presidente del comité de empresa, a las puertas de la fábrica. «A intención de Alcoa é clara: despedirnos a todos e pechar as instalacións. Non o imos permitir. A empresa, como grupo, está gañando cartos en España. É rendible. Reclamamos un acordo co Estado, regular a tarifa eléctrica dunha vez. Levamos así, baixo esta ameaza dende o 2012», apunta el representante de los trabajadores.

Diego García está de baja. Esta mañana acudió a la planta nada más enterarse del anuncio del cierre. «Este panorama non ten nin pés nin cabeza», balbucea emocionado. «Cuando nos dijeron que había una reunión con las tres fábricas temíamos una noticia mala, pero no esto», comenta uno de sus compañeros, Asier Lamas. «Vista la dejadez de la empresa en los últimos años, era de esperar. Lo único que han hecho es poner excusas con el precio de la energía», continúa Asier. No puede disimular ni su resignación ni su hastío. Lleva 15 años en Alcoa. «Isto non marcha, a empresa leva anos querendo que non marche!», exclama otro empleado, que prefiere no dar el nombre. «Sempre buscan momentos clave, antes de que acabe o ano, que é cando máis presión poden facer», añade.

Los representantes de la plantilla hablan de causas «creadas por Alcoa» y acusan de «inacción» a la Xunta. «No veo aquí a ninguno de nuestros representantes políticos, en su mano está pactar un marco energético estable. Está claro que el actual, para la industria, no es favorable. Los gobiernos, el de Galicia y el de Madrid, han dejado pudrir esta situación», alza la voz Óscar Varela. Lleva 18 años exactos en la multinacional estadounidense.

La lluvia que tiñe de gris un panorama que se presenta negro no los mueve de sus puestos de vigilancia. Por la tarde colgaron las primeras pancartas con el lema: «Estabilidade enerxética xa. Futuro para a industria». La medida es, de un día para otro, «inesperada», definen, fulminante. "No es lógico que nos tengan durante años en una situación de incertidumbre. Luchando por nuestros puestos de trabajo. No me parece normal que, de repente, en una reunión a puerta cerrada con los representantes sindicales, en cinco minutos, se diga que todos a la calle», reprocha Óscar Varela.

Sobre los trabajadores de la planta de Lugo, la única que mantendrá Alcoa en España, Juan Carlos López Corbacho, sindicalista de CC.OO.,  dice que les desea «o mellor, pero non comprendemos por que Alcoa se ceba con nós e con Avilés. É un segredo a voces que San Cibrao perdeu o dobre de cartos dos que estamos a perder nós nos últimos meses polo factor alumina», desliza en referencia a los costes de la materia prima. En A Coruña, explica, «somos a segunda fase da cadea. Na Mariña está a refinería, nós producimos o aluminio primario».

En lo relativo a las cifras que alega Alcoa, «hai que ser cautos. Falan de 39 millóns en perdas. Paréceme un abismo e, de ser así, é porque nos teñen a un 70 % da produción desde o 2012». El precio de la energía, continúa, es otro de los factores. «Non nos dan as mesmas condicións para traballar»,  detalla López Corbacho. Cando imos a unha poxa de enerxía nós temos que tirar coa enerxía que Alcoa quere e que, ao mellor, non está tan bonificada coma outras».

La vida de compañía en A Coruña tiene los días contados. La plantilla, cabizbaja, comienza a asumirlo a las puertas de la factoría. Los representantes sindicales tiran de un último hilo. «Esiximos unha solución, unha venta ou un novo marco enerxético. Tamén que se paren as importacións nos portos galegos de aluminio primario que Alcoa está a introducir de fóra, como de Maden (Arabia Saudí). É unha realidade que se pode observar calquera mañá nos peiraos de Vigo ou Vilagarcía», asegura López Corbacho. «Que nos den, siquiera, alguna opción, un ERE temporal como el de hace cuatro años», anhela Asier. El cierre de Alcoa supone un revés para ellos, para los puestos indirectos que nutre la multinacional y para toda la ciudad, que perderá una de sus industrias más importantes.

A las 17.30 de la tarde tienen prevista la asamblea extraordinaria con una plantilla abocada al despido colectivo.