Casi no me acuerdo de aquel tiempo en que las borrascas profundas no tenían nombre. Era la época pre Hortensia, que suena a prehistoria, pero debíamos de vivir en una desazón terrible cuando no podíamos llamar al mal tiempo por su nombre y darle la importancia que se merece. Pero, claro, de ese extremo anónimo en que solo nos levantábamos con lluvia fuerte y viento, hemos pasado a despertarnos cada día con Ana, Bruno, Carmen, David, Emma, Félix, Gisele... Y qué quieren que les diga, a mí ya me está pasando como con Operación Triunfo, que los termino por confundir a todos (perdónenme los fans) y me hago un lío de fenómenos. Que no digo yo que no se merezca una borrasca profunda el nombre de Aitana o Amaia, que tal vez fuese mucho más espectacular. El caso es que según me contó en su momento Ana Casals, la portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, ahora España, Francia y Portugal han hecho un listado para nombrar a todas las borrascas fuertes que nos toquen de cerca. Y ya les digo desde aquí que la próxima es Hugo, y que luego vendrá Irene, y después Jose, en una lista que incluye a Leo, Marina, Pierre, Olivia, Telma y Wiam. Así que antes de que lleguemos a la w, letra que a este ritmo podríamos alcanzar el mes que viene, creo que lo ideal es que dejemos de llamar a las borrascas como lo venimos haciendo porque esto empieza a ser como el cuento del lobo. Y cuando llegue la de verdad ¡nos morderá!
Antes un Hortensia te marcaba para siempre, se hacía un nombre en la historia, pero ahora un Gisele pues no representa mucho, la verdad. Dicho esto, como sé que cada coruñés lleva al menos dos meteorólogos dentro, se me ocurre que para nosotros sería mucho más positivo y relevante ponerle nombre al anticiclón. Porque, a ver, ¿cuántos hemos tenido este invierno?: ¿uno? ¿Ninguno? Y siempre serían muchos más impactantes esos titulares sin tantos kilómetros por hora. Ya los estoy viendo a cuatro columnas: «Pepe nos dejará secos esta primavera», «Amanda nos hará sudar la gota gorda esta semana», «Brad subirá la temperatura», «Sofía, el sol que más calienta». ¡Ay! A mí me parece una propuesta más atractiva para los coruñeses, que hemos perdido de vista el sol, pero jamás perdemos el tiempo. De hecho, el otro día casi me da un subidón cuando al bajar Lavedra vi esos paneles de colores con el rótulo «TIEMPO. Pavo Real, Plaza de Ourense, Ronda de Nelle...». Por un segundo pensé que se había cumplido la predicción y que nos anunciaban qué temperatura teníamos en cada punto de la ciudad y no el tiempo que tardaríamos en llegar (como así es). Sería el sumun para esta ciudad variable en cada esquina, ¿se imaginan?, «Rubine, -2 grados», «Parrote: 20 grados». Eso sí sería información relevante para un coruñés que, después de Gisele, solo espera que, por fin, llegue el anticiclón.