Amor libre entre las silvas

Antonio Sandoval Rey

A CORUÑA

antonio sandoval

Los acentores comunes ya están buscando pareja... ¡e incluso trío!

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los prados comienzan a llenarse de margaritas, las primeras hojas asoman en las ramas de los sauces y cada día se ven más abejorros... Paso a paso, la primavera se abre sitio, aunque sea bajo la lluvia de estos días. Se nota sobre todo cuando el cielo encapotado da un respiro. Ahora mismo, por ejemplo. Estoy en el monte de San Pedro y acabo de cerrar mi paraguas.

Iba a dedicar un instante a admirar cómo las exhalaciones salitrosas del océano juegan a difuminar las bahías y cabos del golfo Ártabro, pero me llega una música familiar desde unas silvas. Es un acentor común. Lo encuentro enseguida. Repite una melodía breve, casi sintética, que más parece un floreado piropo.

Caigo en la cuenta de que acaba de celebrarse el día de los enamorados. ¿A quién lanzará sus requiebros este macho? Permanezco atento, por si una hembra se muestra entre los matorrales de tojos y silvas. O más de una. Porque en asuntos de amor, estos pajaritos color ratón son de una creatividad libertaria.

Estrategia familiar

Sacar adelante a una familia de acentores no es algo sencillo, así que según las circunstancias algunos ejemplares de esta especie deciden trabajar en equipo para lograr el mayor éxito reproductivo. Los científicos denominan a estos equipos de diferente manera, según su composición. Veamos: a la pareja tradicional la denominan monogamia. A la unión de una hembra y varios machos, poliandria. A la de varias hembras con un macho, poliginia. En cuanto a la de varios machos y hembras, que también existe, no la llaman desenfreno, pues no sería muy científico, sino poliginandria.

Decía el libertino Casanova que en términos de placer, la economía no era de su gusto. En cuanto a los acentores, el tipo de diversión a la que era tan aficionado el veneciano es la vía necesaria para su perpetuación. Y así como él abandonaba las alcobas al terminar, ellos permanecen fieles a su equipo toda la temporada de cría, asumiendo su responsabilidad de sacar adelante los pollos que traigan al mundo.

Nidos entre espinas

Los macizos de silvas o tojo son verdaderas fortalezas en las que esconder nidos. Gracias a sus espinas, son pocos los depredadores capaces de penetrar hasta ellos. Por eso son los lugares elegidos por los acentores para establecer su hogar. En abril cada cuenco albergará en torno a cuatro huevos que tienen un curioso color azul.

Este que tengo ante mí canta y canta. Y es como si su música sencilla e insistente se hubiese ganado el respeto de las nubes, y estas hayan decidido cortésmente suspender su lluvia. Vuelvo por fin mi vista hacia toda esta costa entre en cabo Prior y las islas Sisargas, en las que tanto abundan las laderas repletas de matorral. ¿Cuántos cientos, o miles, de acentores estarán cantando ahora mismo en ellas?

Dónde Observarlo

Allí donde haya una masa amplia de silvas o tojo, es muy probable que haya un acentor. En el monte de San Pedro, desde su cumbre hasta el paseo marítimo, es fácil ver varios.

Un acento entre la vegetación

El reclamo de contacto o alarma de los acentores es un agudo Tsiiiip. De ahí su nombre en castellano. En gallego se llama azulenta.