El PSOE, enredado en los vaivenes de la Marea

Carlos Agulló Leal
Carlos Agulló CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

19 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El portavoz socialista comprometió hace unos días en el salón de plenos, en medio de otro debate y sin que nadie le hubiese preguntado, el apoyo del PSOE a los presupuestos que presentará la Marea para el año 2018. Sorprendió, más que la intención (ya expresada con anterioridad por José Manuel García), la aparente incondicionalidad de la apuesta, que recordó mucho al respaldo que los seis concejales socialistas dieron a los diez ediles de la Marea para que Xulio Ferreiro accediese a la alcaldía.

A partir de aquel momento, la historia del vínculo entre las dos formaciones está trufada de desencuentros, deslealtades y zancadillas. Una complicada relación en la que, casi siempre, el que sale trastabillado de los encontronazos es el PSOE. Su declarada voluntad de favorecer el pacto para no perjudicar a los ciudadanos, que padecen en primera persona la esclerosis de la gestión del gobierno en minoría, ha tenido como respuesta por parte de la Marea numerosos desplantes. Dos de ellos muy sonados: la ruptura en el tiempo de descuento del pacto para aprobar los presupuestos de este año y el portazo en las narices de los socialistas cuando se ofrecieron para entrar en el gobierno.

Esta misma semana, y con la palabra de José Manuel García ya comprometida para favorecer la aprobación de las cuentas del año 2018, el alcalde llevó a pleno una modificación presupuestaria sin los acuerdos previos necesarios para aprobarla. Y tenía la advertencia del PSOE de que, tal como iba, no la apoyaría. Así sucedió: los votos del PSOE y del PP (16) sirvieron para poner de nuevo en evidencia que la ilusión de gobernar en minoría como si se tuviera la mayoría solo lleva al fracaso. Fracaso del gobierno, sin duda, porque es el que está obligado a tender los puentes, pero que también le puede pasar factura al PSOE. Porque, con toda la carga demagógica que se quiera, hasta con el más acerado cinismo político, el que se niega a negociar puede acusar a quien no le apoya de poner en riesgo inversiones que benefician a los ciudadanos. Aunque muchos sepan que esas inversiones podían estar ya en marcha si los presupuestos, negociados y pactados, se hubiesen aprobado a tiempo.

Pese a todos los desengaños, los socialistas locales entraron en una fase de buen rollo con la Marea después de la cuestión de confianza perdida por el alcalde -pero sin consecuencias para él- y de que una gestora se hiciese cargo del partido. El alcalde parece asumir ahora el planteamiento del PSOE, pero de nuevo parecen confirmarse los pronósticos de quienes, desde dentro y desde fuera, veían claro que un nuevo desplante no iba a tardar en llegar. Y de quienes alertan a los socialistas de que su papel de consentidor ni le aporta beneficios a la ciudad ni a ellos mismos.

El asesor principal del alcalde pide que «alguén con cabeza se poña ao volante». Desprecio máximo a quienes les facilitaron la alcaldía, llevan meses de pacto tácito con la Marea y que en un candoroso gesto les despeja el camino para aprobar las cuentas. Una forma, también, de desestabilizar a un partido que con dirección gallega y gestora provincial nuevas avisa de que debe recuperar el espacio que cedió a formaciones como la de Ferreiro. El alcalde sabe que necesita ahora los votos del PSOE en el pleno si quiere tranquilidad presupuestaria en un ejercicio decisivo para intentar la reelección. Pero también saben los estrategas de la Marea que si sigue zarandeando el árbol socialista aún puede cosechar algún voto más. El martes, nuevo capítulo de los vaivenes que se traen la Marea y el PSOE.