«Si yo fuese Feijoo me tomaría el permiso de paternidad»

Loreto Silvoso
LORETO SILVOSO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Marisol Ramirez

«La maternidad es un obstáculo en la vida de la mujeres», afirma Rosa Cobo, profesora de Sociología de Género de la UDC

05 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Que las mujeres no se sientan culpables por quejarse de la maternidad. Rosa Cobo cree que hay que «normalizar ese sentimiento». Hablamos con la directora del Centro de Estudos de Xénero e Feministas (Cexef) de la Universidade da Coruña.

-La televisiva Samanta Villar fue noticia esta semana por decir que ser madre supone una pérdida de la calidad de vida.

-La maternidad te da muchas cosas, pero con ella tienes que renunciar a otras. Eso no le ocurre a la mayoría de los varones que son padres mientras desarrollan sus carreras profesionales. La maternidad significa mucho dinero -ya sabemos lo que cuestan las guarderías, las actividades extraescolares, etc-, mucho trabajo y la renuncia a muchas actividades que requieren tiempo y dedicación.

-¿Es la maternidad un obstáculo en la vida de la mujer?

-Sin duda. Mayoritariamente, es una responsabilidad de las mujeres, así como las tareas domésticas y los cuidados. Conlleva menos tiempo para la cualificación profesional, para la formación cultural, para la participación social y política y para el descanso. Al mismo tiempo, la maternidad es una fuente de gratificación. Sin embargo, la gratificación está más repartida entre padres y madres, mientras que el trabajo de cuidados y el cansancio recae mayoritariamente sobre las mujeres. Decía Simone de Beauvoir que la maternidad es una fuente de servidumbre en las sociedades patriarcales. No lo sería en sí misma, si hubiese políticas de igualdad y corresponsabilidad.

-¿Ayudaría que los permisos de maternidad y paternidad fuesen iguales e intransferibles?

-Sí, los permisos de maternidad deben ser iguales, obligatorios, intransferibles y pagados al cien por ciento. Es importante para que los padres establezcan vínculos fuertes con los bebés y se comprometan con su cuidado. Esta medida contribuye a la distribución paritaria de los cuidados de la infancia.

-Feijoo está a punto de ser padre. Si usted fuera el presidente de la Xunta, ¿se cogería la baja de paternidad?

-Si yo fuese Alberto Núñez Feijoo me tomaría el permiso de paternidad y lo haría como un acto personal porque es bueno para el padre y para el bebé vivir juntos ese proceso; y como un acto político porque lanzaría el mensaje a la sociedad de que es bueno que los varones cojan el permiso de paternidad. Es probable que más de uno le imitase...

-Cuando una representante pública o política renuncia a cogerse la baja de maternidad usted piensa que...

-...La maternidad no es entendida como una responsabilidad colectiva por parte de la sociedad.

-¿Qué tendría que pasar para que se percibiese como una contribución a la sociedad y no como un parón laboral de la mujer?

-Se necesitan políticas como, por ejemplo, guarderías públicas y gratuitas, o la modificación del horario laboral para que la maternidad no sea un obstáculo en la vida de las mujeres. Y tienen que diseñarse políticas de igualdad para que la maternidad sea compatible con el trabajo y también con el descanso.

-Algunos hombres se ríen de las feministas porque creen que reivindican algo que ya tienen.

-Pues yo les enseñaría la cantidad de trabajo no remunerado que hacen las mujeres al cabo de la semana; les pediría que se detuviesen en el número de mujeres asesinadas; les señalaría la enorme brecha salarial entre unos y otras; y les diría que mirasen a sus hijas, que merecen tener una vida mejor que la de las generaciones anteriores.

-¿El color rosa es sexista?

-Las sociedades patriarcales han asignado el rosa a las niñas y el azul a los niños. Se trata de marcar la diferencia y de que vayan aprendiendo que tiene significados distintos para la sociedad ser niño o niña. Es muy anacrónica esa costumbre, pero aún hay gente a la que le gusta que niños y niñas sean estereotipados con el rosa y el azul o con la muñeca y la pistola.

-Por cierto, ¿usted lee el «Hola»?

-No. En esas revistas, precisamente, los estereotipos están muy marcados. Parece como si no existiese la desigualdad de género. No se habla de la vida real.

«Aún no somos jefas porque el poder es mayoritariamente masculino»

Además de directora del Cexef, Rosa Cobo es profesora de Sociología de Género en la Universidade da Coruña.

-La mujer está ya presente en casi todos los ámbitos de trabajo pero, ¿por qué todavía no somos jefas?

-Aún no somos jefas, en la misma medida que los varones, porque ser jefe es una cuestión de poder y el poder, en estos momentos, es mayoritariamente masculino.

-¿Y por qué, siendo igual de capaces que los hombres, no tenemos más poder?

-Por definición, el poder lo ejercen los sectores hegemónicos de la sociedad. Pues bien, los varones son el género dominante porque tienen el control de los mecanismos y dispositivos de poder. Y si algo sabemos es que el poder, como los derechos, no se regala nunca. Hay que conquistarlo. La conquista de espacios de poder es el resultado de una negociación en la se combina política y discurso, presión política y persuasión intelectual.

-¿A qué se debe la invisibilidad que rodea a la mujer?

-Quien tiene poder, tiene visibilidad porque tiene los resortes que la hacen posible. La invisibilidad está relacionada con la ausencia de poder.

-¿Vamos a mejor o a peor?

-Soy optimista. No porque los hombres tengan más conciencia de la desigualdad, sino por las acciones políticas de las mujeres para defender sus derechos. Por ejemplo, las movilizaciones sociales que se hicieron contra los intentos de recortar el derecho al aborto pusieron a Gallardón contra las cuerdas y tuvo que dimitir. Las manifestaciones contra las violencias machistas han convertido al feminismo en un movimiento de masas, que se ha puesto al frente de la resistencia contra Donald Trump. Y estos datos me llenan de optimismo.