Y los micrófonos tomaron el Rosalía

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

07 ene 2017 . Actualizado a las 21:54 h.

Poco antes de las cinco de la tarde, tres señoras tomaban un café en La Gran Antilla. Dos se levantaron como un resorte, corre que van a abrir las puertas, ¿no ves a dónde llega la cola? ¡Qué da la vuelta a la esquina! La tercera se lo toma con más calma, vosotras entrad que ya os cojo enseguida. ¿Aquí murió alguien?, pregunta una chica a sus amigas mientras pasean por la Marina, detrás del Rosalía. Frente a la bola gigante de luz, siete unidades móviles de siete emisoras. Radio Nacional, Radio Galega, Cope, la Ser, Radio Marca, Onda Cero y RadioVoz. ¿Por qué hay tantos coches, papá?, pregunta un niño mientras su hermano añade un ¿para qué sirve esa antena? Asociamos la acumulación de micrófonos a las desgracias, nos preguntamos para qué sirven los medios, la radio. Y la respuesta, ayer, estaba dentro del teatro. Al que entraron aquellas tres señoras y muchos (¡muchos!) coruñeses más, tantos que llenaron el patio de butacas.

Pablo Portabales entrevistando a Xulio Ferreiro en A Radio Conta
Pablo Portabales entrevistando a Xulio Ferreiro en A Radio Conta EDUARDO PEREZ

Hace ya cuatro años siete emisoras crearon A radio conta. ¿Un programa único, emitido en directo y simultáneamente por las siete? Sonaba bien de puro exótico: nunca se había hecho en España. Somos gente pintoresca, los de la radio. En estos cuatro años hemos probado menús del día por toda la ciudad, hemos discutido, enviamos unos dos millones de whatsapp, nos hemos reído a carcajadas, hemos levantado actas de reuniones es las que parecía que solo pedíamos café, y cuando nos dimos cuenta, habíamos hecho un programa.

Y ya van cuatro. El último, ayer, en la maravillosa caja de música y magia que es el Teatro Rosalía, para echar una mano a la asociación Agalure. Llevan 22 años luchando contra la ludopatía y otras adicciones. Necesitan un local. Y el Ayuntamiento no concreta cuándo lo tendrán. Las radios pusimos el micro. Y el resto lo hicieron los vecinos que llenaron el teatro… desde las butacas y en los siete diales. Porque los oyentes estaban allí, en esa fila cero que es la casa, el coche, el ordenador, el bus, donde escuchan la radio cada día.

La magia de la radio y la magia del teatro se mezclaron ayer. Entre bambalinas, qué respeto imponen las tablas del escenario, qué calor desprenden los aplausos del patio de butacas, qué bien suena un programa cuando ese respeto y ese calor se cuelan en las ondas. Porque no, no hace falta que muera nadie para que siete radios aparquen juntas sus coches. A veces, somos capaces de pensar más allá del logo del micrófono. Y entonces, abrimos las puertas para que la ciudad responda. Y lo hace, siempre. Porque es solidaria. Porque la ocasión lo merece. Porque a radio conta.