Más de 400 buses diarios por la Marina

CLÁUDIA MORÁN A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Paco Rodríguez

El tráfico en mayo y junio rondó los 25.000 vehículos al día en el túnel del Parrote, pero siguen pasando 3.000 en superficie, algo que fuentes policiales califican de «batalla perdida»

03 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La nueva Marina, vetada al tráfico en superficie -salvo a vehículos residentes, de emergencias, de carga y descarga, taxis y autobuses- provoca filias y fobias entre los usuarios de la vía pública. Están, por un lado, los que celebran la peatonalización y, por otro, los que se oponen a ella, generalmente conductores, quienes argumentan dificultades para circular y problemas de aparcamiento.

Y es que la nueva área peatonal, junto con la Avenida do Porto, soportaba antes de que abrieran los nuevos subterráneos un volumen de tráfico de unos 30.000 vehículos diarios. De ese total, 14.000 quedaron en superficie mientras no abrió el Parrote. Con la apertura del viaducto, el pasado 31 de marzo, los coches pudieron seguir atravesando la peatonal durante la primera semana de abril, con un volumen de 11.500 vehículos al día. Hasta que esta entró, por fin, en pleno funcionamiento, por lo que esa cifra se redujo a unos 3.200 de media durante los meses de abril, mayo y junio -según datos del gobierno local- entre los vehículos autorizados y alguno más, despistado o no, que se coló.

Pero uno de los datos más significativos es que, de todos los vehículos que la atraviesan cada día, 459 diarios (de lunes a viernes) son autobuses, un total de ocho líneas. Esto supone unos 2.295 buses urbanos al mes cruzando una vía peatonal en días laborables lo que, atendiendo a las frecuencias, supone que pasa uno cada 5 minutos en horario diurno. Los sábados y los festivos se reducen a 435 y 339 al día, respectivamente.

Basta con dar un paseo por la zona para comprobar cómo un grupo de agentes de la Policía Local se ocupa de facilitar el paso a este transporte público a la altura de la Autoridad Portuaria, así como a los taxis y al resto de vehículos con autorización, mientras al mismo tiempo tienen que corregir constantemente el rumbo de los conductores.

Los coches, «batalla perdida»

El gobierno local instaló recientemente una rotonda frente a la Subdelegación del Gobierno que permite a los conductores corregir su trayectoria antes de toparse con los agentes, pero la confusión continúa y la labor policial se hace necesaria. Ninguno de los policías tiene conocimiento de cuánto tiempo durará su presencia como reguladores del tráfico, aunque alguno calcula que «va para largo».

Observan que «la mayoría» de los conductores que llegan a las puertas de la vía peatonal «son turistas guiados por el GPS» y que su trabajo es informarles de que no pueden pasar. Por ello, señalan que las multas son escasas. «Paramos al conductor, le pedimos la documentación del vehículo y solo sancionamos en función de su comportamiento posterior», cuenta uno de ellos. La sanción contemplada para ese caso asciende a 100 euros, 50 si se paga en el tiempo y plazo correspondientes. La misma persona aclara que «se multa, pero no por la infracción en sí, sino porque descubrimos que el conductor no tiene el carné de conducir, lo tiene caducado, etc.».

Otro agente describe la situación como «una batalla perdida» contra los conductores, que continúan colándose en la Marina a la menor oportunidad a pesar de las señales indicadoras de «prohibido el paso excepto vehículos autorizados». «Si no estamos varios aquí, no das abasto», concluye.

Uno de los conductores que acata la prohibición de paso es Plácido, vecino de la zona, aunque describe la peatonalización como «un fastidio muy grande que le saca vida a la zona» y opina que «si no dejan pasar a los coches, la gente no se mueve». Además, señala que a la hora de buscar aparcamiento «como no tengas garaje, te las tienes que ingeniar». Carlos, taxista, critica la situación de la rotonda que, a su juicio, «debería estar donde el Banco Pastor» y que, complementariamente, «habría que cambiar el sentido de la calle que divide los jardines de Méndez Núñez».

Dos ramales y un túnel

En términos de movilidad, podría decirse que la nueva Marina se divide en dos zonas: la correspondiente a la avenida de Montoto, por donde algunos vehículos conservan autorización de paso, y el nuevo Parrote y la zona más próxima al mar y alejada del tráfico.

Para Isabel, la peatonalización presenta «más pros que contras», ya que «si los coches pueden ir por otro sitio, cuanto más zona peatonal haya, mejor». Pero María, con dos niños pequeños, confiesa que le «da miedo» dejar que sus hijos «se acerquen a la zona de autobuses», ya que opina que «pasan demasiados». «Por mucho que digan, esa parte no es peatonal», añade. También están satisfechos los ciclistas, como Antonio, usuario de Bicicoruña «desde hace años», quien afirma que «es estupendo recorrer todo este tramo sin coches», en referencia al ramal de la dársena.

Pero también hay usuarios que critican la obra, como es el caso de muchos vecinos de la Ciudad Vieja. Algunos asistieron el pasado jueves a un debate sobre la nueva Marina en el Sporting Club Casino y manifestaron su disconformidad, ya que consideran que los deja «aislados del resto de la ciudad». En la misma línea se encuentran hosteleros como Dolores, dueña del bar Sheraton, quien asegura que la situación «es una ruina y una miseria» porque «se manda a los coches hacia otro lado y se van de aquí».

Otra cuestión polémica afecta a la vulnerabilidad de los subterráneos, por donde pasan una media de 25.000 vehículos diarios. La semana pasada tuvo que cerrarse dos veces en cinco días debido a que un autobús escolar y un camión que excedían el gálibo, de 3,20 metros, quedaron atascados. El tráfico se desvió entonces a la avenida de Montoto, ya que según la Policía Local «no se dispone de otra alternativa».

Los incidentes motivaron el debate acerca de la señalización de gálibo a la entrada del viaducto, ya que los conductores no saben que pueden desviarse hacia el ramal del Parrote en caso de superar dicha altura una vez hayan penetrado en el túnel.