¿Un freno al traslado del oleoducto?

A Coruña / La Voz

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

La eliminación de los tubos que recorren la ciudad es una histórica demanda de los vecinos

21 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La eliminación del actual poliducto que atraviesa la ciudad -desde los muelles de Repsol en San Diego hasta la refinería pasando por la Grela- es una vieja demanda vecinal cada vez más cerca de ser una realidad si Repsol logra culminar su traslado al puerto exterior sin impedimentos.

La conducciones que enlazan los petroleros que entran en la ría con la refinería, una factoría en la que genera casi 700 empleos directos más otros tantos dependientes de contratas externas, miden un total de 6,4 kilómetros y las componen 14 tubos de distintos diámetro, estructura que se puede observar al aire en San Diego antes de enterrarse bajo las calles de la ciudad.

Por allí pasaron el año pasado 6,2 millones de toneladas de crudo y refinos, un volumen que, pese a los elevados controles de seguridad, ninguno vecino quiere tener bajo sus pies. Las 14 tuberías no solo son una amenaza real para la ciudad, sino que lastran la posibilidad de ejecutar obras de todo tipo sobre ellas o en sus inmediaciones.

Una buena parte de ese poliducto tiene fecha de caducidad marcada en el calendario, abril del 2018, cuando Repsol tiene previsto poner en marcha -como muy tarde- la nueva terminal de Langosteira que tendrá sus propia canalización hasta la refinería, dejando fuera de uso parte de las tuberías actuales, que reducirían en un 40 % el volumen que actualmente trasladan.

La empresa firmó el convenio para su marcha en octubre del 2013 y ya tiene desde hace unas semanas el proyecto con las obras necesarias para esa mudanza en proceso para pasar el trámite de declaración de impacto ambiental.

El nuevo poliducto que acabará con los riesgos del actual -?pasará por una zona industrial y rural, no urbana- contará con 11 tuberías más una de reserva y medirá 4,2 kilómetros. Tendrá 16 metros de ancho de los que doce serán para las canalizaciones y dos más a cada lado para labores de control.

Para su construcción no hará falta la expropiación de ninguna vivienda -solo algunas fincas rústicas- y la sección quedará abierta, sin más barreras físicas que los mojones que delimiten el trazado.

Por otra parte, la terminal petrolera que instalará la empresa en el puerto exterior estará diseñada para mover «un volumen mínimo de descarga de un millón de toneladas de crudo al año». Serán más, y las tuberías quedarán listas para sustituir a todas las actuales, llamadas a desaparecer a medio plazo y con ellas una amenaza para miles de vecinos. Eso si nada lo impide.