En «podemés» (o mareante)

Manuel González PERIODISTA

A CORUÑA

04 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre quise ser famoso. De esos que salen en TV en tertulias con los vociferantes de turno. Y que me entreviste Ana Pastor. Me gustaría salir en La Sexta con el Wyoming, en El Gato al Agua con Miguel Ángel Rodríguez, en Intereconomía, 13TV, Cuatro... en el informativo con Piqueras o, mejor, con mi amiga Mamen Mendizábal.

Quisiera saber cómo se puede poner cara de líder mundial antes de soltar una retahíla de majaderías de las que se hacen virales en las redes. Con tal motivo, me he puesto a aprender el podemés (y el mareante). Así, si digo «gente» (o «xente do común») en lugar de obreros o trabajadores le doy otro empaque a cualquier simpleza. Es como referirse a «los de abajo» en lugar de a las clases populares. Ya saben, las frases típicas del podemés: la casta, el régimen del 78, tic-tac-tic-tac...

Parece que los podemitas han recibido una app (o un manual del discurso perfecto) donde se explican los pormenores de su peculiar lenguaje y todos (y todas) dicen «sí se puede», aunque luego no se pueda. Ves que la policía desaloja a un vecino que no ha pagado la renta y gritas «¡sí se puede!», aunque no se pudo. Ves que al Dépor le han cascado dos y gritas «¡sí se puede!», por muy mal que pinte la cosa. Da su homilía Pablo Iglesias (o Xulio Ferreiro) en medio de la solanera y gritas, aunque te dé una alferecía. Por ello, si un edil dice que procurar que los servicios públicos funcionen correctamente son «temas chungos» comprendes que el lenguaje ha cambiado. Pero lo más de lo más es la «solución habitacional» en lugar de casa. A mí no se me habría ocurrido nunca. Cualquiera hubiera dicho «búsquese una casa y nosotros se la pagamos» o «le alojaremos en un piso municipal». En podemés (y mareante) se le llama a todo esto solución habitacional, ya desprovisto de comillas.

Es como si llegas al bar y dices «póngame una solución alimenticia» y te sirven un café con churros. O si quieres una tapa y no sabes nada de ensaladillística ni de tortillología con decir «quiero una solución aperitivil», asunto resuelto: el camarero seguro que ya te entiende. Por ello, si vas a Riazor no dudes en gritar «¡solución, jugadoral!». El equipo se vendrá inmediatamente arriba. Seguro.