El Ayuntamiento protegerá los restos de Puerta Real durante las obras
14 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Hace casi una década se sacaban a la luz los restos de la muralla medieval por la que se entraba a la Ciudad Vieja en el siglo XII, y que aparecieron por casualidad durante la realización de unas obras en Puerta Real. El entonces alcalde, Javier Losada, había anunciado -y así lo cumplió- que la fortificación, de unos cinco metros de largo, se conservaría intacta, y una vez recuperada los vecinos y visitantes podrían observarla a través de un cristal de metacrilato que la protegería de las inclemencias meteorológicas y demás agresiones.
Se tardaron más de dos años en convertir en realidad este proyecto, pero la ventana arqueológica no siempre cumplió el objetivo fijado, puesto que la suciedad y la basura comenzaron a inundar esta zona histórica. Distintos colectivos y vecinos denunciaron en reiteradas ocasiones el estado de abandono que presentaba este mirador, algo que quieren corregir los nuevos mandatarios.
A través de su cuenta en las redes sociales, el gobierno local anunciaba ayer que se acababan de iniciar los trabajos para proteger esta ventana arqueológica durante el tiempo que duren las obras de peatonalización de la Ciudad Vieja. «Ao seu remate, a intención do goberno local é poñer en valor os restos da muralla, que forman parte do patrimonio histórico da cidade», explicaron fuentes municipales. Ayer comenzaron las obras para blindar la muralla, con el vallado de la zona y la retirada del cristal, que será sustituido por una estructura para proteger la muralla.
Colocación de un transformador
El hallazgo de esta muralla tuvo lugar en abril del 2006, cuando se estaba procediendo a la instalación de un transformador de electricidad y de unos depósitos subterráneos de basura. No fueron los primeros restos que se encontraron en la zona, puesto que a escasos metros, en la antigua sede de la Fundación Caixanova, también se encontraron los vestigios del antiguo puerto de la ciudad, que también se pueden ver a través de una cristalera.
Una actuación que servirá para culminar la peatonalización de la Ciudad Vieja
La transformación de la avenida de la Marina culminará con el inicio de las obras de peatonalización de la entrada a la Ciudad Vieja, unos trabajos que afectarán al entorno de Puerta Real y al triángulo situado entre el paseo de la Dársena y la calle Santiago, donde está ubicada la parada de taxis y un quiosco, en el que se podrían hacer reformas para permitir el paso directo entre ambas calles sin necesidad de una rotonda como la que existía hasta hace unos meses frente a Puerta Real.
El objetivo del proyecto es crear un circuito de calles para transitar alrededor del núcleo central de la Ciudad Vieja, al que solo podrán acceder los residentes, comerciantes, taxistas y vehículos de emergencia. Ese perímetro interior estará vigilado mediante una red de lectura de matrículas, que sancionará a los automóviles no autorizados que entren en la zona. A pesar de estas limitaciones, en un primer momento se anunció que existiría la posibilidad de pedir permisos temporales para entrar dentro de ese perímetro en ocasiones concretas.
Velocidad reducida
El proyecto de peatonalización de la Ciudad Vieja también incluye un nuevo límite de velocidad para circular sobre las piedras del casco histórico, ya que los vehículos no podrán cruzar esta zona a más de 30 kilómetros por hora. Además, también se restringirá el aparcamiento en los viales interiores para proteger los edificios y monumentos.