El juicio a un joven por golpear a otro en el rostro con un vaso de cristal se centró en la responsabilidad civil
06 may 2015 . Actualizado a las 07:25 h.Eran dos desconocidos hasta el día 1 de enero del año pasado. Dos jóvenes que coincidieron en la fiesta de Nochevieja del Sporting Club Casino. A las seis de la mañana surgió una discusión entre ambos, «por motivos que no constan», relata el fiscal, y uno de ellos golpeó al otro «en la cara con el vaso de cristal que portaba». El resultado fue una herida de dos centímetros en la sien y otra «desde el borde externo del ojo izquierdo hasta región mentoniana derecha de nueve centímetros», según el fiscal.
Ambos jóvenes volvieron a encontrarse en la mañana de ayer, en la sala segunda de la Audiencia Provincial. También acudieron los padres del acusado y la madre de la víctima. Este último se acercó a los integrantes de la sala y a alguno de los peritos para que vieran de cerca la cicatriz que tiene en la cara como consecuencia de las lesiones. En las caras de los progenitores de ambos jóvenes también podían adivinarse cicatrices, aunque de otro género.
Antes de empezar el juicio, defensa y acusación intentaron un acuerdo. La parte penal estaba clara, ya que el acusado asumía la petición del fiscal de «prisión de dos años» por «un delito de lesiones que provocaron deformidad».
La discrepancia estaban en la responsabilidad civil, en la parte económica. El acusado había depositado en el juzgado, a disposición de la víctima, 10.582 euros «en concepto de responsabilidad civil», detallaba el fiscal. Por ello aludía, en su calificación, a que concurría «la circunstancia atenuante muy cualificada de reparación del daño». El acusado también había abonado más de 700 euros al Sergas.
No hubo acuerdo, por lo que se celebró el juicio centrado en la responsabilidad civil. El fiscal fue rotundo en sus conclusiones: «Demasiada inseguridad jurídica en la responsabilidad civil»; «el perjuicio estético es complicado; es muy subjetivo, difícil de determinar». Además elevó la indemnización de la cantidad depositada, más de diez mil euros, a 15.800 «porque el perjuicio supera lo que decía el forense».
Uno de los peritos, médico, reconoció que el perjuicio estético «no es una cuestión médica, es opinable». Dos peritos expertos en cirugía plástica presentaron sendos presupuestos para tratar a la víctima y «disimular» la cicatriz. Costaría entre 2.300 y 2.500 euros, pero fueron tajantes: «Las cicatrices nunca se borran».
La acusación particular pidió 30.000 euros de responsabilidad civil, de los que 3.650 euros eran por «daño moral». La defensa asumió la primera petición del fiscal. Antes de acabar el juicio, el acusado, mirando hacia ellos, pidió perdón a la víctima y a su familia. Reconoció que «no lo conocía de antes; no lo había vuelto a ver hasta hoy» y calificó lo ocurrido como un «accidente» que se había producido «por salir en defensa de la que entonces era mi novia». Y concluyó: «Yo he pedido un dinero y ya no tengo más». En sala quedó la duda: ¿cual es el precio de llevar una cicatriz en la cara?