No tenemos un plan

Carlos F. Coto

A CORUÑA

11 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ala hora de planificar en Galicia debe tenerse en cuenta un territorio disperso, polinuclear y cuasi bicéfalo, que requiere un esfuerzo adicional para satisfacer necesidades de realidades no muy distintas pero contaminadas y alentadas por discursos localistas, que generan sentimientos en los ciudadanos que conminan las decisiones políticas, más apasionados cuando se trata de aeropuertos.

Lejos del debate sobre cuáles mantener o cuáles suprimir, en los últimos años se han construido infraestructuras sin una estrategia integral, sin un plan de movilidad que abarque nuestro territorio. Infelizmente no responden a la verdadera necesidad de vertebrar un país mediante una malla común, intermodal y que enlace los aeropuertos con todas las ciudades, sino que se limita a conexiones locales con las más cercanas.

Trazado ferroviario

Aún así, parece de sentido común que el nuevo trazado ferroviario del eje atlántico debiera haber previsto su paso por las distintas terminales, favoreciendo que ciudadanos de otras ciudades o comarcas utilicen los distintos aeródromos en función de su destino.

No hay que ser un experto para comprender que si la Autopista del Atlántico discurre cerca de Lavacolla y casi rodea Alvedro, lo más adecuado sería dotarla de acceso directo a ellas sin obligar a los usuarios a entrar en saturados circuitos urbanos, a los que se les implementa tráfico innecesario.

Respecto de conexiones mediante otros tipos de transporte público, como el autobús, casi no existen.

Da la impresión de que a falta de un plan global, las decisiones sobre transporte gravitan en propuestas derivadas de la improvisación, a veces impuestas por presiones localistas que, a la postre, repercuten en una menor eficiencia, menor eficacia y un mayor gasto público.

Dicen las Directrices de Ordenación del Territorio de aplicación en Galicia que «se potenciará la mejora de la accesibilidad de los aeropuertos con el sistema de ciudades, prestando especial atención a la intermodalidad con otros modos de transporte», pero en Madrid no deben leer las normas que se dictan en el Parlamento Gallego. Mientras tanto, el aeródromo de Oporto crece a muy buen ritmo en pasajeros gallegos.