Un altar para Ney

R. D. Seoane A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Ney,vestido de Bob Esponja
Ney,vestido de Bob Esponja maria aurtenechea

El perro que se dejaba querer en la plaza de Lugo murió el martes. Flores y poesías le rinden homenaje

06 nov 2014 . Actualizado a las 12:50 h.

La plaza de Lugo estaba ayer de luto. Ney, el perro que formaba parte de ese paisaje que dibuja la costumbre del ir y venir cotidiano, cerró los ojos el martes por la noche. Al lado de la floristería de su propietaria, asomaron ayer los recuerdos anónimos de quienes ya echan de menos a un golden retriever que se ganó, con tan solo dejarse acariciar, la consideración de los muchos habituales de ese espacio recuperado para el convivir.

Flores y hasta un poema comenzaron a dar forma a un pequeño altar para el perro que, sin aspirarlo, logró abrir una cuestación popular para convertirse en estatua. «No pasa nada si no la tiene, 12.000 euros es mucho dinero y estamos en crisis, soy realista», decía ayer su dueña, Marisol Paz, entre pésame y pésame. Entre ellos, el abrazo tan callado como sentido de uno de los muchos niños que no faltaba a su cita diaria a las puertas de Armonía para saludar a Ney. El pasado 22 de agosto, la mascota más popular de la ciudad cumplió 13 años entre música y tarta de chocolate. Tuvo su fiesta particular, con decenas de pequeños, y también mayores. Andaba ya achuchado. Pero no fue hasta el sábado, día de Difuntos, cuando se puso malo. «Nunca estuvo enfermo; me lo gastaría yo en peluquería, pero en veterinarios... nada», recordaba Marisol, con el dolor de quien conoce el vacío que puede llegar a dejar una mascota.

«Ney llegó a mi casa cuando mis hijos empezaron a desfilar, y cuando mi marido murió, no volvió a entrar en la habitación», contó. De entre las mil anécdotas, habla Marisol de los cruceristas preguntando por el «encanto» de la plaza de Lugo, y de las muchas imágenes de personajes conocidos, como el propio presidente Rajoy, incapaces de resistirse a pasarle la mano por el lomo. Por Facebook, han llegado mensajes de cariño hasta desde Australia y, mientras, en la plaza de Lugo, un pequeño altar rinde homenaje a un perro que se ganó, por cariñoso y sin ladrar, su pequeño hueco en las historias corrientes de un mercado desde ayer menos vivo. «No lo quiero sustituir», insiste Marisol, consciente de que será difícil que otro ocupe el lugar del perro más popular de A Coruña.