Seixo Branco, el punto negro del mar

María Ballesteros OLEIROS / LA VOZ

A CORUÑA

Protección Civil y los mariscadores alertan del peligro de faenar en esta zona de la costa oleirense, que se ha tragado a dos percebeiros en diez meses

05 nov 2014 . Actualizado a las 11:35 h.

La punta de Seixo Branco, el lugar donde la semana pasada se perdió el rastro del joven Cristian Calvo Rodríguez, es un polo de atracción para pescadores, cazadores, deportistas, caminantes y suicidas. La apertura de esta zona de la costa oleirense a la ciudadanía, tras la desafección en los años noventa por parte del Ministerio de Defensa, franqueó el paso a un impresionante espacio natural de escarpados acantilados, donde la belleza y el riesgo se mezclan en una proporción que solo establece la prudencia o imprudencia del visitante.

«Es una zona conflictiva de por sí: ha habido accidentes de pescadores, suicidios, también embarrancó un barco contra las piedras, el Diana María... y además es coto de caza, se practica senderismo, mountain bike... muchísimas actividades peligrosas», explican desde el Servicio Municipal de Emergencias de Oleiros, que en los últimos siete años ha tenido que intervenir en una veintena de ocasiones en búsquedas o rescates de pescadores, buceadores, marineros, embarcaciones, vehículos y hasta perros.

La última ha sido la del joven de Cabanas que el martes pasado salió de su casa de Sada, donde vivía con unos amigos, y se dirigió en bicicleta hasta la costa oleirense con intención de coger percebe, como había hecho en otras ocasiones, según la Guardia Civil. Su huella se perdió justo en la punta de Seixo Branco, donde, tres días después de su desaparición, se encontró la bicicleta y un poco más abajo, ya en las rocas, su mochila, con la ropa que se había quitado para mariscar. El viernes, cuando su madre denunció su desaparición, se inició el dispositivo de búsqueda, que continuó durante el fin de semana y que Salvamento Marítimo suspendió el lunes debido a las malas condiciones meteorológicas.

«El profesional trabaja el percebe con unas medidas que los furtivos no tienen: van varios, utilizan embarcaciones...», explican desde Protección Civil. La situación se agrava en ocasiones cuando quien marisquea sin permiso no avisa de su salida o su falta se denuncia tarde, como en el caso de Cristian Blanco, lo que reduce las posibilidades de hallarlo en la zona donde se cree que desapareció.

El ejemplo más cercano es el de Luis López Lois, que desapareció en diciembre del año pasado en la misma zona, donde apareció su moto. El cadáver del furtivo, que había ido también a coger percebe, no pudo ser localizado por los servicios de emergencia durante los días siguientes al suceso. A finales del mes de julio, finalmente, un arrastrero que faenaba en el caladero del Cantábrico Norte, a la altura de Cedeira, atrapó entre sus redes restos óseos humanos, que resultaron ser de López Lois.

Trabajo en equipo

«Seixo Branco no es más peligroso que otras zonas de la costa, pero por su orografía es más dificultoso correr, por ejemplo, para escapar de un golpe de mar. Además hay piedra pizarrosa, resbaladiza y complica más la situación», explica Felipe Canosa que, además de patrón mayor de la Cofradía de A Coruña, es percebeiro y conoce bien las características de esta zona de costa.

Más allá del perjuicio económico que les causan los furtivos, Canosa destaca el riesgo que asumen estos mariscadores ilegales, con menos experiencia e información. «Un accidente lo puede tener cualquiera, pero suele pasar más en estos casos porque no es gente preparada. A nosotros nos lleva también el mar, pero salimos por nuestros propios medios, con una embarcación, con la ayuda de un compañero...», añade el mariscador, quien asegura que hay riesgo también cuando el mar está en buenas condiciones. «Un resbalón, una ráfaga de viento, un golpe... estando solo puede desencadenar un ahogamiento», apunta.