Un activista contra el sida

J. D. Pedreira Andrade

A CORUÑA

27 sep 2022 . Actualizado a las 17:48 h.

El 22 de septiembre de 1994 fallecía de sida en California, Tomas Fábregas. Era homosexual. Nacido en La Coruña en 1958, fue un buen alumno de los Jesuitas. Ya entonces se mostraba como un inconformista. Tras estudiar en Santiago Geografía e Historia, viaja a Londres y trabaja varios años en la ONU de New York. A finales de los ochenta comienza su periplo en California para participar en la lucha contra el sida. Pertenece a ACT UP y alcanza puestos de gran nivel en la San Francisco AIDS Fundation, en una carrera meteórica. Estábamos en la época trágica de la enfermedad, se morían todos: Noureiev, Foucault, Mapplethorpe? Grandes manifestaciones de apoyo recorrían el mundo. Reagan reconocía su error al minimizar el proceso. La ley Bush impedía a los seropositivos entrar en el país. En la VI Reunión Mundial del Sida en San Francisco, Tomás se acercó a saludarme. Estábamos nerviosos, veníamos de una gran manifestación en Market Street. Me conocía, tenía datos sobre mí. Nuestra conversación se hizo de inmediato cercana. Había tenido una infección oportunista y estaba severamente inmunodeprimido. Tomaba dos fármacos poco eficaces, los que había en aquella época. Me pidió opinión sobre su proceso. Prometió visitarme, lo que hizo en varias ocasiones. Nos encontramos en Ámsterdam en 1992. La reunión mundial no se podía realizar en EE.?UU., en oposición a la ley Bush. Estaba bien, feliz. A mi regreso a La Coruña me sorprendo ante los teletipos internacionales que mostraban a Tomás desafiando a la aduana estadounidense. Se declaraba como inmigrante seropositivo, con la frase «Bush tengo el VIH, depórtame si te atreves». Tenía importantes apoyos, entre los que destacó Elizabeth Taylor. Entró en el país sin dificultad. Desde entonces pierdo su pista, me imagino lo peor. Solo dos años después lo hubiésemos salvado. En el 2003 asisto a un homenaje promovido por el Ayuntamiento, gracias a los esfuerzos de Jose Carlos Alonso, presidente de Milhomes. Iniciamos una lucha por su reconocimiento, pensamos en su nombre para el Chuac. Buscamos una calle que lo recuerde en la ciudad, recibimos múltiples ayudas, de parlamentarios y del Ayuntamiento. Todos los grupos políticos, por unanimidad se la conceden. Asistimos ahora a esa realidad.