Errata Naturae recupera su obra más emblemática, «Walden», e Impedimenta lleva al cómic la biografía del escritor norteamericano
08 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El libro en el que cuenta cómo se puede vivir con lo mínimo imprescindible en armonía con la naturaleza se titula Walden y ahora vuelve a las librerías con nueva traducción de la mano del sello Errata Naturae, que a finales del año pasado ya había publicado sus Cartas a un buscador de sí mismo.
«Creemos sinceramente que esta traducción mejora en muchos aspectos la comprensión de uno de los grandes y más influyentes clásicos del pensamiento moderno. Además, se trata de la primera edición crítica que se publica en nuestro idioma de esta obra fundamental, establecida de manera enormemente rigurosa, lo que permitirá al lector, por primera vez, conocer toda una serie de referencias y aspectos de este complejo y apasionante ensayo, así como del pensamiento general de este autor», señala Irene Antón, de Errata Naturae.
En paralelo a esta edición de su título más emblemático, el sello Impedimenta incorpora a su catálogo la novela gráfica Thoreau, la vida sublime. Esta obra de A. Dan (ilustraciones) y Maximilien Le Roy (guion) traslada al cómic la convulsa biografía de Henry David Thoreau, que no siempre fue considerado por sus congéneres como un vecino modélico y tuvo algún que otro tropiezo con las autoridades. La biografía detalla, entre otros pasajes, cómo el pensador levantó con sus propias manos la ya célebre cabaña de Walden en un terreno de su amigo Ralph Waldo Emerson.
Para culminar este saludable revival de Thoreau, la editorial Capitan Swing publica El diario (1837-1861), una selección de fragmentos de los catorce cuadernos con las memorias del escritor reducidas aquí a la décima parte del total.
En plena deserción del pensamiento occidental -demasiado ocupado con las cuestiones monetarias- conviene regresar a las voces disidentes del pasado, que todavía hoy resuenan rebeldes. Uno de esos pensadores heterodoxos, que navegaron a contracorriente y supieron forjar un discurso personal e intransferible, fue el norteamericano Henry David Thoreau (1817-1862). Pionero del ecologismo e inventor del concepto (y de la puesta en práctica) de la desobediencia civil, Thoreau construyó su leyenda a partir de una diminuta cabaña a orillas del lago Walden (Concord, Massachusetts) en la que se refugió para escribir su obra maestra y para hallar la soledad que necesitaba para poner a prueba sus teorías sobre la existencia.