El centro de A Coruña se convirtió ayer en un plató de cine. Y para que así fuese fue necesario cortar al tráfico los Cantones y parte de la avenida de la Marina, desde la plaza de Orense hasta el Obelisco.
Por estas vías continuó la persecución a Pablo (Alberto Ammann), el protagonista de la película Invasor, que el miércoles se inició en los carriles de la tercera ronda. Un acoso que finalizó a la altura de la plaza de Mina con una aparatosa colisión entre varios coches, y posterior vuelco, tras varias vueltas de campana de uno de ellos.
El rodaje no pasó desapercibido para los viandantes que aprovechando el día de fiesta se encontraban por los jardines de Méndez Núñez y pudieron observar boquiabiertos el arriesgado trabajo de los especialistas que sustituyen a los actores principales en las tomas de riesgo. Pero eso sí, lo tuvieron que hacer desde la lejanía y en un sepulcral silencio para no interferir en las tomas, como así se lo requerían los técnicos desplegados por toda el área de rodaje.
El rodaje de estas escenas también obligó en momentos puntuales a prohibir el paso de peatones, medida que provocó las quejas de unos pocos ciudadanos.