Por qué A Coruña es aún fiel a Mecano

Javier Becerra
Javier Becerra A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

El 1 de agosto de 1989 el grupo reunió a 30.000 personas en la plaza de María Pita. Muchos de aquellos fans son los que acuden ahora al musical del Palacio de la Ópera

15 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

Estaba claro que en agosto de 1989 Mecano eran El Grupo. Y su actuación en las fiestas de la ciudad El Concierto. Pero nadie, o casi nadie, aguardaba una respuesta en masa como la que registró la plaza de María Pita. Ni el hecho de que el recital tuviese lugar un martes, ni las 800 pesetas que costaba la entrada hicieron de freno. Todo lo contrario. Se agotaron las 25.000 entradas puestas a la venta y unas 5.000 personas se quedaron fuera. Varias optaron por derribar las vallas y, ante esta situación, la organización decidió abrir las puertas, permitiendo la entrada libre. El resultado fue una de las mayores fiestas de pop que se hayan vivido nunca en A Coruña.

Efectivamente, el concierto de Mecano entra dentro del elenco de las experiencias generacionales. Muchos de los que hoy en día tienen 35 años debutaban ese día como espectadores de conciertos. Y los que ahora superan los 40 disfrutaban de la plenitud de su juventud. Ello explica, en gran parte, el éxito de un musical como Hoy no me puedo levantar en A Coruña: muchos de los que vivieron aquel concierto son el público de este espectáculo buscando, ya de adultos, sensaciones parecidas.

Al día siguiente del recital de 1989 La Voz titulaba a cuatro columnas: «Mecano desbordó las previsiones y barrió los récords de asistencia a conciertos en María Pita». En portada, la noticia se ilustraba con una fotografía de la calle Riego de Agua totalmente abarrotada por los seguidores del grupo que, pese a la entrada libre, no habían podido acceder a la plaza. Sí, muchos tuvieron que conformarse con escuchar el concierto desde los accesos a María Pita.

¿Por qué se produjo una respuesta así? El grupo atravesaba entonces su mayor momento de gloria, tras la edición de Descanso dominical (1988), y dentro del pop comercial nacional carecía de rival. Mecano era, por decirlo de alguna manera, un grupo para todos los públicos. Caían bien, sonaban modernos, poseían un puñado de canciones híper pegadizas convertidas en himnos juveniles (Barco a venus, Maquillaje, Hoy no me puedo levantar...) y, además, cultivaban la balada sentimental con resultados muy logrados (Entre el cielo y el suelo, Hijo de la luna, Aire...). Todo ello los convertía en una formación única.

Aquella noche sorprendieron desde el primer momento por su imagen. Jose María Cano engominado y con cazadora de cuero a la derecha, Ana Torroja con una torera y mini-shorts en el centro y Nacho Cano a pecho descubierto con los pantalones rotos y una capa plateada dejaron a la audiencia afónica. Entre muchas otras sonaron Quédate en Madrid, Descanso dominical, La fiesta nacional y un No hay marcha en Nueva York muy especial. En vez de terminar la canción con «y estoy loca por irme a Madrid» dijo «...loca por irme a La Coruña» e hizo que todo se viniera abajo.

Retorno en 1991

Mecano retornaría a la ciudad en la gira de su siguiente disco, Aidalai. Una vez más, volvieron en fiestas, esta vez en un 8 de agosto. La maquinaria se trasladó al Coliseo, en donde también se agotaron todas las entradas. Fueron 13.000 los fans convocados y disfrutaron de un espectáculo acompañado de pantallas de vídeo gigantes y una tecnología como nunca se había visto en un grupo nacional.

Mandaron en el primer tramo las canciones del disco que presentaban, entremezcladas con piezas como Aire, El blues del esclavo o Bailando salsa. Para el final reservaron un popurrí de unos 30 minutos en el que repasaron sus éxitos primerizos, desde Me colé en una fiesta a Hoy no me puedo levantar. Aquello fue un auténtico éxtasis.

Sin Ana Torroja y los hermanos Cano, pero con aquellos temas que tararean varias generaciones, por segunda vez visita la ciudad la gira del musical. Tras el lleno de ayer, ya no quedan entradas para las funciones de hoy, a las seis y a las diez de la noche, pero todavía pueden comprarse localidades para las dos últimas representaciones, mañana a las 17 horas y a las 21.30. Los precios (30, 40, 50 y 55 euros) no han frenado a los nostálgicos, que casi con toda probabilidad colgarán el cartel de no hay entradas, repitiendo el éxito cosechado con el mismo espectáculo en el 2009.