Arroyo resiste el primer asalto

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

A CORUÑA

Conserva el rosa tras una cronoescalada durísima en la que se impuso el veterano Garzelli

26 may 2010 . Actualizado a las 17:19 h.

Polvo, sudor y hierro, David Arroyo cabalga. El manchego se agarró con fe a la pared de tierra de Plan de Corones y mantuvo la maglia rosa. Fueron 12,9 kilómetros infinitos de cronoescalada con un tramo final de camino blanco, de carretera sin asfalto. Suficiente para dejar a Marco Pinotti sin aliento. Stefano Garzelli (Acqua & Sapone) fue el único corredor que bajó de los 42 minutos (41,28) y se llevó triunfo. Cadel Evans (BMC) marcó el paso de los favoritos al podio y el segundo mejor registro. Carlos Sastre (Cervélo) se descolgó con un tiempo discreto. Y en el horizonte de Verona se dibuja la silueta amenazante de Ivan Basso (Liquigas), que ya es segundo en la general.

El veterano Garzelli, de 36 años y campeón del Giro del 2000, se ciñó la corona dorada destinada al ganador. Su secreto, guardar fuerzas para la parte final, el demoledor tramo de tierra que condenaba a muchos a no despegarse del sillín. En el Passo Fucia, punto intermedio situado en el kilómetro 7,6 del recorrido, Evans marcaba el mejor tiempo y Michele Scarponi firmaba el segundo y apuntaba también al triunfo. Pero después de ese punto la crono se partió en dos. Por eso nadie estuvo a la altura de Garzelli en los últimos kilómetros. Las rampas crudas, sin asfaltar, pasaron factura a los que entre la crono y la escalada prefieren enfrentarse al reloj. Como Alexánder Vinokourov, que cedió después más de un minuto con respecto a Basso. O como Evans, que perdió de vista el triunfo.

Otros, cuya primera referencia apuntaba hacia un posible precipicio, gestionaron el sufrimiento. Como Arroyo. El jefe de filas del Caisse d'Epargne, con los pies sobre la tierra de Plan de Corones, se mostró satisfecho. No flirtea con imaginarse un triunfo en el Giro, pero sí que ve posible el podio.

Etapa con final en alto

La montaña no descansa. El pelotón afrontará hoy una etapa de 173 kilómetros entre Brunico y Pejo Terme, que marca el final en alto. Sobre el papel, es la jornada menos comprometida de las tres que restan con vistas a las cumbres. Pero en este Giro cada día se escribe sobre papel mojado.