Una fotografía cargada de recuerdos

Pablo Portabales
Pablo Portabales PABLO.PORTABALES@RADIOVOZ.COM

A CORUÑA

16 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Asegura María del Carmen Cabanela mientras señala a una pequeña que aparece medio oculta tras un mostrador en una fotografía del 10 de mayo de 1946. La imagen lleva la firma del gran Alberto Martí Villardefrancos y fue publicada hace unos días en la sección Tal como éramos de La Voz. En ella aparece Juan Antonio Cabanela , padre de María del Carmen, y tres empleados de la tienda familiar de ultramarinos que ocupaba el bajo del edificio Casa Fuente de San Andrés, que tenía entrada por General Mola. «Surtía a los barcos que llegaban al puerto, pero también vendían al detal », apunta Martí, que repasa con su dedo las estanterías de aquel mítico negocio en el que las latas, los quesos y los frascos aparecen en perfecto orden. El edificio es de 1911, según reza en una elegante placa de la fachada, y el arquitecto fue Julio Galán Carvajal . También se informa, en castellano, inglés y galego, de que está inspirada en las obras de los arquitectos austríacos Gangl y Stigler y del belga Paul Hankar . Una estantería idéntica. «Lo mandó construir mi abuelo, Antonio Cabanela Cabanillas , para tener la tienda abajo y la vivienda arriba hasta que se vendió todo hace más de 20 años», rememora la nieta del Cabanela fundador. El único vestigio del ultramarinos es la actual estantería, repleta de ropa, que es una réplica bastante exacta de la original. «Mira, fíjate. Es idéntica», comentan las empleadas de Labase, la tienda de moda que ocupa el local. A raíz de la publicación de la histórica foto la bisnieta del hombre que abrió Ultramarinos Cabanela se puso en contacto con La Voz interesándose por esta imagen cargada de recuerdos. Ahí tienen al autor de la foto con las descendientes de Cabanela, en el mismo lugar donde fue tomada hace 64 años.

muy original y trabajado. La idea fue de una madre, Mercedes Buyo , que quiso hacer algo muy especial para la despedida de soltera de su hija, Alba Lorenzo . Tan especial que ayer la subió por sorpresa en una avioneta para que pudiese ver la ciudad desde el cielo. El volcán islandés casi le agua la fiesta previa con las amigas porque «lo tenía todo preparado para el sábado pasado, pero nos llamaron del aeropuerto para avisarnos de que no podía volar por culpa de las cenizas y tuvimos que aplazarlo hasta ahora», cuenta la madre. Las chicas no se quedaron sin juerga y, ataviadas con una camiseta de elaboración materna, salieron a jugar al paint-ball y a cenar... en limusina. Ayer, se completó el programa con el paseo aéreo sobre A Coruña.

Siete días más tarde de lo previsto, ayer por fin pudieron darle la sorpresa. Para llevarla hasta el aeropuerto ingeniaron toda una treta, su padre, Francisco Lorenzo, que trabaja en una empresa de transportes, recibió una llamada con un aviso urgente en el que le indicaban que tenía que recoger un paquete y así, para atender el encargo, consiguieron llevarla hasta Alvedro. Allí se llevó su regalo previo a abandonar la soltería.

Se cumplieron desde la primera reunión de la Asociación de Amigos de la Ciudad Vieja. Celebraron ayer el 35 aniversario con una misa en la iglesia de Santiago y una cena-asamblea en la Hípica, en la cual homenajearon a Julio A. Díaz Rama , secretario durante un cuarto de siglo, y Francisco J. Vázquez Cabana , que se encarga de captar nuevas generaciones. Ahí están.