Puerto y Repsol mantienen mesas técnicas para analizar el traslado a Langosteira, que se prevé que cueste más de 250 millones, aunque no se sabe por dónde pasará el conducto
20 abr 2010 . Actualizado a las 11:37 h.El presidente de Puertos del Estado, el coruñés Fernando González Laxe, reconocía en una entrevista a La Voz, publicada el lunes, que con punta Langosteira «se trata de sustituir las instalaciones del puerto energético del interior al exterior, y eliminar un riesgo que hay en el centro de la ciudad». Sin embargo y pese a que las dos primeras fases de las obras del puerto exterior coruñés avanzan a buen ritmo y se estima que se finalicen en septiembre del próximo año, todavía poco ha trascendido de cómo se llevará a cabo este traslado de la terminal petrolera.
Tanto desde la Autoridad Portuaria como desde la refinería se reconoce que continúan negociando en las mesas técnicas, pero no trascienden los plazos que se barajan para que se llegue a un acuerdo que agilice esa operación y solo que, durante un tiempo, será necesario que ambas instalaciones funcionen a la vez.
Concesión hasta el 2027
La terminal petrolera de Repsol cuenta con una concesión en las actuales instalaciones con vigencia hasta el 2027. Sin embargo, se estima que incluso a finales del 2014 o principio del 2015, aunque otras fuentes lo aplazaban hasta el 2017, se podría plantear el traslado, ya que se estima que sería el tiempo que necesitaría para establecer en la nueva dársena los pantalanes, los depósitos y realizar la construcción del nuevo oleoducto.
Existe consenso en que el cambio de ubicación es una necesidad, tanto por alejar las actividades peligrosas de la ciudad como para conseguir liberalizar espacios con el objetivo de que la ciudad cuente con más superficie hacia la que crecer. Sin embargo, esta operación de gran trascendencia urbanística tiene como principal escollo el elevado coste económico y sobre todo el reparto de esa carga entre las entidades implicadas.
En su día, el director de la refinería, Ángel Crespo Moro, había cuantificado entre los 250 y los 300 millones de euros el presupuesto del traslado y también había asegurado, para despejar dudas sobre que es ese el principal escollo de la negociación, que «Repsol tendrá que pagar una gran parte del traslado a Langosteira». En tono conciliador, descartó que hubiera fricciones y explicaba que lo que «lo que hay son unas posiciones de dos organismos que se necesitan mutuamente y que además estamos condenados afortunadamente al entendimiento».
Desde el Ayuntamiento coruñés se ha conminado tanto a la Autoridad Portuaria como a Repsol a agilizar las negociaciones, ya que ha sido una institución que ha impulsado la realización del puerto exterior y parte de la transformación urbanística diseñada en el nuevo plan general está vinculada a la comercialización de los muelles, cuestión que permitirá costear parte de las obras que se realizan en Langosteira.
Repsol ocupa, en estos momentos, nueve hectáreas en el puerto interior y cuenta en su recinto con veinte tanques y cuatro atraques. Su traslado también llevaría aparejado que se dejase de utilizar el actual oleoducto, de 6,4 kilómetros, aunque todavía no se ha avanzado qué uso se le pretende dar en un futuro a los terrenos por los que discurre.
Si bien la compañía de petróleos es en estos momentos la única firma que cuenta con una terminal petrolera, desde la Autoridad Portuaria se ha venido señalando en los últimos meses que el nuevo puerto exterior tiene capacidad para albergar otra terminal de graneles líquidos con pantalanes, sistemas de tuberías y tanques con capacidad para almacenar un millón y medio de metros cúbicos, pero por el momento no ha trascendido que esta oferta haya conseguido atraer a una nueva firma, y Repsol continúa siendo el primer cliente para el Puerto coruñés.