Vandalismo monumental

A CORUÑA

La zona de la Torre, los jardines de Méndez Núñez, los edificios modernistas o la Ciudad Vieja no se libran de un mal extendido por toda la ciudad: las pintadas. La Voz hace un chequeo de la situación actual

28 mar 2010 . Actualizado a las 03:00 h.

Si las pintadas ya son de por sí un fenómeno deleznable, cuando estas aparecen en el patrimonio artístico y cultural de la ciudad duelen más. El ciudadano que, por ejemplo, se adentre por los jardines de Méndez Núñez ha de ir con cuidado, porque la sucesión de atropellos vandálicos hechos por los supuestos artistas del espray es de las de echarse a llorar. Si ya no llegaba con que unos desalmados le rompieran el mástil a la guitarra de la estatua de John Lennon, un tal Néstor ha querido pintar su nombre en lila para posteridad en el palacete de la música. A pocos metros, Mario decidió que sus reglas (rules) deberían quedar incrustadas en la roca de la estatua de Emilia Pardo Bazán y otro grafitero dejó su huella en la de Concepción Arenal.

Los edificios modernistas, desgraciadamente, tampoco se quedan a salvo de esta inmundicia. La casa Salorio, situada en Rubine, estrena fulgor tras la mano de pintura a la que fue sometida en verano. Sí, pero ya cuenta con una pintada en su parte baja. Ocurre exactamente lo mismo en la Casa Rei, en Puerta Real. Una vuelta por la Ciudad Vieja tampoco genera una impresión mejor. El casco antiguo muestra algunos casos de falta de civismo intolerables. Por ejemplo, la postal de las ruinas del antiguo convento de San Francisco acoge un par de maragatos hechos por un desalmado sin el más mínimo respeto por el patrimonio de la ciudad. También el Arquivo do Reino de Galicia se ha convertido en el lienzo de más de un firmador que persigue que todos los usuarios tengan que cruzarse diariamente con su maragato.

La fachada del Museo de Arte Sacro luce un rayón azul sin más sentido que el de la falta de este. Y las murallas de la ciudad también acogen más de una pintada indigna de figurar en un lugar así. ¿Y qué sucede con la joya cultural de la ciudad, la torre de Hércules? Pues, el monumento en sí no tiene queja, pero sí su entorno. La sirena electromagnética instalada en uno de sus laterales está grafiteada de arriba abajo. También tienen pintadas algunos de los bancos de los alrededores.

Los ejemplos no paran de sucederse. En algunos casos cebándose ante lo indecible. Un ejemplo: a algún iluminado le ha parecido estupendo lanzar sus proclamas de anarquía en la paloma de la plaza de Pontevedra. Y, lava que te lava, la pobre paloma empieza a tener tonos marrones.