Los negociadores alcanzan un acuerdo para que Zelaya vuelva al poder

Isabel Sánchez

A CORUÑA

15 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el gobernante de facto Roberto Micheletti evaluaban anoche una propuesta acordada por sus negociadores para poner fin a la crisis que desató el golpe de Estado del 28 de junio.

«Se ha consensuado un documento sobre el punto (...) relacionado con la restitución de los poderes del Estado a la situación previa del 28 de junio del 2009», dijo en rueda de prensa Víctor Meza, negociador de Zelaya.

Restituir los poderes del Estado a la situación previa al golpe implica la restauración de Zelaya en el poder, lo que hasta ahora había sido expresamente rechazado por Micheletti.

Tras llegar al consenso, la delegación de Micheletti partió a la Presidencia para entregar la propuesta y la de Zelaya a la Embajada de Brasil, donde el mandatario derrocado está refugiado desde que llegó sorpresivamente el 21 de septiembre, al volver del exilio.

La restitución de Zelaya es el tema central del Acuerdo de San José, propuesto por el presidente costarricense y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, que sirvió de base a las negociaciones. Los delegados acordaron un gobierno de unidad, la renuncia de Zelaya a convocar una Asamblea Constituyente, la comisión verificadora del pacto, no adelantar las elecciones ni aplicar amnistía, traspasar el mando de los militares al tribunal electoral previo a los comicios y pedir revocatoria de las sanciones que impuso la comunidad internacional tras el golpe.

Mientras no se llegue a firmar todo el acuerdo, en el círculo de Zelaya persiste el pesimismo.

«Yo soy optimista por naturaleza», dijo a la AFP Meza, quien recordó que Zelaya puso un plazo que termina el jueves a las 00H00 locales (06H00 GMT del viernes) para arribar a un acuerdo, sin precisar lo que hará en caso de que no se logre.

Ante la inminencia de una salida al conflicto, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, expresó su «satisfacción» por los avances en las negociaciones y dijo que tenía esperanzas de que desemboquen en una solución.

«Tengo una posición muy serena, porque tengo fe frente a la vida, pero tengo que desconfiar de mis adversarios» mientras no se llegue a acuerdo, afirmó más temprano Zelaya a la AFP.

El líder de 57 años, un ganadero que a medio mandato giró a la izquierda, dijo que sólo aceptará su restitución si el gobierno de facto accede a que sea antes de las elecciones del 29 de noviembre.

«Elecciones sin restitución del presidente constitucional sería una legitimación, un permiso para dar más golpes de Estado», comentó Zelaya, tras recordar que la comunidad internacional se niega a reconocer los comicios si son organizados bajo el régimen de facto.

Claves en el golpe, los militares avizoran el fin del conflicto, pero están evaluando los riesgos de las propuestas de arreglo, dijo el miércoles el máximo jefe militar del país, general Romeo Vásquez.

«Hemos avanzado bastante (...) las crisis siempre tienen su final, tienen su comienzo, su parte más álgida, también su final», declaró Vásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

La cercanía del desenlace aumentó la tensión. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó a las partes a «evitar distracciones en este momento crítico de las negociaciones», tras aclarar que su posición sobre la restitución de Zelaya es «estrictamente» la misma de «condena al golpe de Estado».

Fuera del hotel sede del diálogo, más de un centenar de manifestantes se congregaron nuevamente para ejercer presión exigiendo la restitución del mandatario, vigilados de cerca por contingentes de antimotines, que reprimen las marchas pues sigue vigente un decreto que hace dos semanas suprimió las libertades civiles.