Ambas localidades tienen en común que empiezan por a. Poco más. Desde hace 15 días el nombre de la diseñadora Sara Coleman también une las dos poblaciones. Natural de Cabanas, Pontedeume, se formó en la delegación alaricana de la Escuela Superior de Diseño y Moda Felicidad Duce, donde acabó siendo profesora. «Desde que terminé de estudiar siempre tuve la idea de crear mi propia colección», comenta desde su nuevo taller situado en Ares. «Cambié Allariz por Ares porque mi sueño era trabajar al lado del mar», dice Sara, que en realidad se apellida Martínez Pérez, pero que recuperó el apellido Coleman de una bisabuela que se había ido perdiendo con el tiempo. Tiene 28 años y su marca la bautizó con el nombre de 36 grados «porque es la temperatura corporal y como vestimos cuerpos de ahí surgió la idea», explica. Pasado mañana a las dos y media de la tarde presentará su colección en el Ego de la Madrid Fashion Week o, lo que es lo mismo, en el espacio dedicado a los nuevos diseñadores dentro de la antes denominada pasarela Cibeles, que este año llega a sus bodas de plata. Ahí la tienen, dando los últimos retoques a sus prendas. «En los próximos meses espero empezar a comercializar y estar presente en ciudades como A Coruña. Quiero hacer una producción mínima que me permita vivir», reconoce.
Hace poco fue, con diferencia, el doble más votado en un concurso convocado a través de una página web. Pablo Ricoy , el doble coruñés de Santi Millán , acaba de estrenarse como padre. Su esposa, Cati García , trajo al mundo a Lola, que pesó al nacer casi 4 kilos. «Ya es lo que más quiero en este vida y solo espero que no se confunda de padre algún día si se encuentra a Santi Millán», comenta entre carcajadas. Dice que está muy agradecido a todos los profesionales del Materno y habla maravillas del pediatra Rafa Reparaz y del ginecólogo Miguel Álvarez . Ahí tienen al Millán de imitación, su mujer y la niña. «Estoy pendiente de un concurso de dobles de la misma productora de Gran Hermano, pero por el momento no hay nada concreto», apunta. La tesis de un médico coruñés. Se llama Luis Enrique Yeste Sánchez y es hijo de Yeste del Olmo, un facultativo ahora jubilado, pero que durante años fue cirujano del entonces Hospital Militar y de la Seguridad Social. La pasión por la salud la heredó Luis Enrique, que en la actualidad trabaja como médico adjunto del servicio de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética del Hospital Povisa de Vigo. Les hablo de él porque acaba de defender su tesis en la Universidad de Navarra, la misma en la que estudió, y por la que obtuvo el sobresaliente cum laude. Tanto el título del trabajo como el tema que aborda es muy complicado de sintetizar en unas líneas, pero se trata de un estudio experimental en ratas en el que se analizó la efectividad de distintos fármacos y soluciones de conservación en frío en el trasplante de nervios en la rata y se comprobó la regeneración de los mismos. «Con estos resultados se plantea la posibilidad de utilizar nervios de un donante para reparar grandes defectos en un paciente que precise cirugía plástica tras accidentes o tumores e, incluso, plantear en un futuro cercano la posibilidad de crear un banco de nervios en los hospitales», destaca el doctor Yeste, hijo. Terapia manual. «Lo nuestro son las sesiones largas. De una hora como mínimo. Apostamos por la terapia manual en lugar de los aparatos», me comentan Juan Tomás López Mariño y Daniel Álvarez Fernández , que acaban de inaugurar en plena calle peatonal de la Gaiteira el centro de fisioterapia Álvarez y Mariño. Ambos estudiaron en Madrid, pero me cuentan que están colegiados en Galicia. A pesar de su juventud dicen que «ya trabajamos en otros sitios, pero nos apetecía dedicarle más tiempo a las personas que acuden al centro y poder decidir nosotros el método de trabajo y hacerlo lo mejor posible. Nos adaptamos al cliente», relatan.