Méndez Núñez ha vuelto a amanecer en un estado calamitoso. La porquería cubrió las flores y el servicio de limpieza ha vuelto a llenar un camión con los desperdicios
25 feb 2009 . Actualizado a las 11:36 h.La basura brotó en los jardines de Méndez Núñez con más fuerza que las flores. En nada, la cochambre echa raíz. Este espacio se ha vuelto a despertar ayer con la resaca de una noche de botellón. Ya se hizo costumbre que todos los fines de semana o víspera de festivo cientos de bolsas, plásticos, papeles y botellas inunden este singular espacio. Para ponerlo todo en su sitio, un operativo de limpieza se traslada al lugar y allí trabajan media docena de personas en recoger y barrer. Es tanta la inmundicia que un camión no basta para llevarse la mugre a Nostián. ¿Cuántos kilos? «Muchos, muchísimos; no podríamos calcularlo. Solo podemos asegurar que en estos momentos es el lugar de la ciudad con mayor volumen de basura recogida», reconocen fuentes de la empresa adjudicataria del servicio de limpieza.
Esto es así desde que el botellón se ha prohibido en la plaza del Humor y en todas esas zonas llamadas de especial protección, como la de Azcárraga, en la Ciudad Vieja; lugares en los que hoy los vecinos ya pueden dormir. Desde aquello, los seres humanos han ganado, el reino vegetal ha perdido. Y mucho, porque pocas flores quedaban ayer por la mañana en pie. Como si hubiese pasado un tornado.
Los que gozan de este tipo de diversión han encontrado en Méndez Núñez su jardín del edén. Ahora, decenas de jóvenes ocupan el espacio de diez de la noche a cuatro de la madrugada, una hora después de que se cierren los servicios públicos. Muy poco usados, por otra parte. Sobre todo el de varones, que en su mayoría prefieren regar los árboles. Tampoco hacen mucho caso de los contenedores que con tan buena intención despliega el servicio de limpieza. Como el que oye llover. Ni caso.