Un monumento muy polémico en el centro de la ciudad

Carlos Fernández

A CORUÑA

06 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

De acuerdo con la ley de memoria histórica y la eliminación de símbolos franquistas, partidos políticos y asociaciones diversas de la ciudad han clamado por el derribo de la estatua del general Millán Astray, fundador de la Legión, que se halla situada en la plaza del mismo nombre, enfrente del antiguo cuartel de Infantería.

La estatua, obra del escultor Xoán Piñeiro, fue inaugurada el 29 de septiembre de 1970, con motivo de conmemorarse el 50 aniversario de la constitución de la Legión, de la que Millán fue su fundador y primer jefe. El monumento consiste en un muro de protección y el basamento sobre el que se yergue la figura del militar, de 3,60 metros de altura y unos mil kilos de peso, realizado en bronce.

Asistieron al acto, aparte del capitán general de la Región, Luciano García Machiñena; el general subinspector de la Legión, Antonio Maciá Serrano; el alcalde de la ciudad, José Pérez Ardá; el presidente de la Audiencia Territorial en funciones del gobernador civil, y los coroneles jefes de los Tercios Gran Capitán y Alejandro Farnesio, Antonio Pascual Galmes y Gerardo Mariñas Romero, respectivamente.

Tras pasar revista a las tropas, se cantó el himno Soy el novio de la muerte , mientras la escuadra de gastadores, con los guiones de la Legión, desfilaba a paso lento ante las autoridades, levantándose seguidamente la bandera nacional que cubría la estatua del fundador del Tercio, bendiciendo seguidamente el monumento el abad de la Colegiata, Santiago Fernández.

A continuación comenzaron los discursos, siendo el primero el del alcalde Pérez Ardá, quien puso de ejemplo a Millán para las generaciones venideras. El general Maciá, subinspector del Tercio, señaló: «La Legión es un yunque de valor; una fuerza de redención, una escuela de héroes y una reliquia de los Tercios Imperiales que han movido a España en su pasado glorioso». Cerró las intervenciones el capitán general, quien agradeció a la corporación municipal la decisión de rendir este homenaje.

Tras depositar una corona de laurel ante el monumento, comenzó el desfile ante el podio de autoridades, pasando ante ellos la escuadra de gastadores de la Legión, un grupo representativo de los dos Tercios y una compañía de Infantería. Llamó la atención del público el cordero mascota de los legionarios. También se entregó el diploma de legionarios de honor, al autor del monumento, Xoán Piñeiro, y al concejal Secundino Álvarez Tomé. En el almuerzo posterior, el general Maciá apuntó que el grito legionario de «Viva la muerte», quería decir «Viva la muerte en plena vida».

Tras la muerte de Francisco Franco, la estatua sufriría diversos intentos de mutilarla, siendo el más destacable, el de serrar las piernas de la figura del general Millán Astray, cuyas marcas pueden verse todavía, además de embadurnarla de distintos colores y colocar pancartas y pintadas.