Entrevista | André Helbo
10 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.?ndré Helbo es uno de los más prestigiosos expertos en teoría del teatro y de las artes escénicas e imparte clases sobre Semiótica, Teatrología, Lectura y Análisis de Imagen en la Universidad Libre de Bruselas. Sus publicaciones han abierto muchas puertas en estos campos y la Universidade da Coruña se las ha abierto para él, como invitado en el Máster de Estudios Teatrales y Cinematográficos. Sus alumnos recibieron una lección sobre las adaptaciones del teatro al cine. -¿Qué problemas se plantean en las adaptaciones de uno a otro medio? -La pregunta debería ser cuáles son los fenómenos de ese tránsito que están vinculados a la obra y a la recepción, lectura y cultura del espectador. -¿Y la respuesta? -En ambos campos se pueden percibir estrategias que por una parte son específicas y por otra comunes. Por ejemplo, cuando se comparan distintas versiones de Hamlet en el cine (Zefirelli, Laurence Oliver, versiones rodadas en Japón, Kenneth Branagh) con versiones teatrales nos damos cuenta que algunas películas son muy teatrales, mientras que otras puestas en escena no lo son. -¿Cómo deben distinguirse las buenas de las malas adaptaciones? -Todo es adaptación. Cuando vemos un espectáculo hay que pensar que el realizador de cine es el primer lector de la obra y, en cierto modo, ya es el adaptador. No hay que plantearlo como una cuestión de fidelidad al texto ni de tradición. Cuando vamos a ver una obra de teatro desarrollamos un cierto número de estrategias creativas que no siempre son idénticas a las que el realizador ha imaginado. Por eso toda lectura de un espectáculo resulta escandalosa, porque el adaptador es siempre el mejor lector. -¿Si no funciona el adaptador, no funciona la película? -No son los propietarios del sentido de una película. Una adaptación no es pasar de una obra A a otra B. Pueden estar las dos al mismo nivel y, además, pueden no estar situadas en el mismo conjunto cultura, por lo que la llegada y la partida no son las mismas. -Póngame un ejemplo. -Orson Welles encontró muchas dificultades en el rodaje para adaptar la obra Otelo de Shakespeare. En el Festival de Cannes obtuvo un premio que le recompensó porque nadie tuvo conciencia del vínculo con Shakespeare: se hizo una película en función de su distribución. ¿Quién decide que se trata de una adaptación? No es un problema de calidad, sino de forma de funcionamiento. En teatro lo falso puede ser enseñado como falso, pero en el cine no, tiene que parecer real. -¿Cree que la política es interpretación, teatro? -Ronald Reagan era actor. También Schwarzenegger. Los políticos cada vez están más al tanto de los medios de comunicación y son más conscientes de las estrategias de comunicación. De todas formas, los políticos no tienen formación teatral, sino comunicativa, inciden sobre las técnicas de expresión comunicativa.