Château Lafitte

JUAN GÓMEZ-ALLER

A CORUÑA

HERCULÍNEAS | O |

14 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

PROBABLEMENTE, jamás haya bebido un Château Lafitte cosecha de 1828. Entre otras cosas porque no queda ninguna botella sobre la tierra. O eso cuentan los expertos, que no conocen ni de lejos la extraordinaria bodega de los jardines de Méndez Núñez. Allí, oculto entre las viñetas de Estación de nieblas , queda todavía uno de esos caldos, degustado con paciencia por Sandman, el Señor del Sueño. La frontera que separa la realidad de la ficción es en A Coruña un paso de cebra, el que cruza Los Cantones. Allí los periodistas no preguntan, descubren el tesoro de Rackham el Rojo. Y siempre se come jabalí de noche, entre galos y cascos de legionario con poca suerte. Allí, en el Salón del Cómic, es el único lugar de Europa donde no quema el sol, porque los rascacielos de Metrópolis y Gotham City lo llenan todo de sombra. Las puertas de A Coruña en dos dimensiones se cerrarán en setenta y dos horas. Antes de llegar a esa última viñeta, cruce esa frontera de Los Cantones, y podrá sentarse junto a Magneto o al Señor del Sueño y beber algo especial. Como una botella de Château Lafitte de 1828. O, en palabras de Hernández y Fernández, «yo aún diría más, como una botella de Château Lafitte de 1828».