José es fotógrafo, vive en Valencia, tiene tres hijos y conserva familia en A Coruña
05 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Fueron cuatro días de histeria nacional. España entera vivió angustiada la desaparición de un niño de dos años y medio en los jardines de Méndez Núñez. De allí se lo llevaron el lunes 23 de septiembre de 1957, mientras jugaba. Era el hijo de un militar, Luis Mendoza Goñi, comandante de Infantería. El país entero temió por su vida hasta que La Voz publicó el miércoles 25 que el crío, Pepito Mendoza, estaba vivo y que lo habían raptado un hombre y una mujer. Chapuceramente, se lo llevaron a una mercería de la calle Hércules, donde le compraron un jersey de punto, y a una barbería de la misma vía, donde fue rapado al cero. Eso, el lunes. Con la policía achuchando, la pareja se lo entregó el jueves, bajo secreto de confesión, al superior de los Jesuitas. A las 22.10 horas, Pepito estaba de vuelta en casa. Sin secuelas «No recuerdo nada del rapto. Sólo que hice un saque de honor en Riazor. Aquello no tuvo ninguna secuela», afirma José Mendoza. Pepito para la prensa, Josemi para su familia. Vive en Valencia desde los 14 años. Está casado con Rosa y tiene tres hijos: Ana (19 años), Víctor (10) y Alma (7). Cuenta Margarita Landi en el libro Una mujer junto al crimen que los investigadores examinaron más de 180.000 fichas policiales hasta concluir que la autora era Sara Vázquez. La revelación causó pasmo en la ciudad. Maestra de escuela, de 42 años, natural de Melide, con cuatro hijos, viuda de un teniente de Artillería. Días antes del suceso se había vuelto a casar. Con Juan Rodríguez, un sargento de Intendencia destinado en Madrid. Para llevarlo al altar, forzó la situación hasta el punto de protagonizar un suceso. José Mendoza resume así los motivos de su rapto: «Creo que era una romántica y enloqueció por amor». En el juicio se reveló, en efecto, que Sara padecía «psiconeurosis fóbica, una neurosis de carácter histérico», reseña Landi. La mujer vivía a caballo entre A Coruña y Teruel, donde ejercía en un pequeño pueblo. Allí la detuvieron junto a su marido y allí, se supone, quería llevar a Pepito. ¿Por qué lo raptó? Necesitaba un niño. Le había vendido a Juan que la había dejado embarazada cuando eran novios. Que el crío estaba al cuidado de una mujer por el qué dirán. Dos veces le había pedido él que se lo enseñase: tomó prestado el de una conocida, al que llegó a bautizar e inscribir en el Registro Civil.Cuando se casaron, su marido exigió que el crío volviese. «Diremos que es mi sobrino», dijo Juan a su mujer. Entre la espada y la pared, raptó a Pepito. Sara y Juan fueron juzgados en 1958. La primera fue condenada a tres años de prisión menor por sustracción de menores, a cuatro meses de arresto mayor por suposición de parto y a cuatro meses de arresto mayor por cada una de las dos falsedades (bautizar e inscribir al otro crío). Su marido, a un mes y un día de arresto mayor por falsificar un documento oficial.Ha pasado casi medio siglo. Sara murió. También falleció el padre de José. La madre vive en Santander. Y el hijo, en Valencia. Es un free lance . «Soy el fotógrafo oficial de los maratones de Valencia, Donosti y Barcelona». Ha vuelto a A Coruña, la ciudad que dejó a los siete años, varias veces. Para ver a su familia («ahí tengo tíos y primos») y por motivos laborales. Le gustaría regresar para exponer su obra. Como José Mendoza, artista.