La delincuencia pone rumbo a Penamoa

ALBERTO MAHÍA A CORUÑA

A CORUÑA

XOSÉ CASTRO

La mayoría de los robos se producen en una ruta, que nace en el centro y se dirige al poblado por la avenida de Finisterre En cuanto hay un robo, un navajazo, un tirón o cualquier otra suerte de delito, un policía marca con una equis en el callejero el lugar donde se produjo. Al final del año, se dibuja en el mapa un cementerio de cruces, largo como un guante de baile. Es el brazo de la delincuencia, que arranca en la plaza de Pontevedra, se pasea por Juan Flórez, sube por la avenida de Finisterre, hace una parada en la calle Barcelona y muere en Penamoa, en el «supermercado» de la droga. Tiene su explicación: «el toxicómano, cuando está de mono, pone rumbo a Penamoa. Mientras camina, busca cualquier cosa para robar», explica un alto mando de la policía.

19 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

Ese cementerio de cruces está marcado con rotulador fluorescente en la mente de los mandos policiales. Saben que si un chico le quita con rabia el collar a una señora en la avenida de Finisterre, es muy probable que en diez minutos haya cambiado la pieza por una dosis de heroína en el poblado chabolista de Penamoa. Porque en el supermercado coruñés de la droga no se le hace ascos a nada. Aparte de la peseta, la moneda de cambio habitual son las joyas, los electrodomésticos, las gafas de sol o los radiocasetes de los coches. Todo vale. Y lo que busca el delincuente, que siempre anda con prisas, es desprenderse del material robado con rapidez. Por eso eligen lugares a tiro de piedra de Penamoa. Fuentes policiales lo explican: «el toxicómano, cuando está de mono, pone rumbo a Penamoa. Mientras camina, busca sin cesar cualquier cosa para robar. Y esa ruta arranca en la plaza de Pontevedra, alcanza Juan Flórez, sigue por la avenida de Finisterre, se extiende por el Agra del Orzán y termina en el poblado de Penamoa». El retrato robot del ratero que opera en esta ruta es el que sigue: joven, de entre 16 a 30 años, toxicómano, con múltiples antecedentes penales y con delitos de poca monta o escasa importancia.